LO QUE NADIE CUENTA…

Ésta es la crónica de lo que nadie cuenta: los infortunios gastronómicos, las combinaciones mal logradas, los días infelices en el micro-cosmos de la cocina.  Le pasa a todo el mundo, incluso al más entusiasta, pero pocos lo admiten. Éste es un foto-reportaje dedicado a todos aquellos que abandonan el sartén (o el horno) después de un intento fallido.   Un recordatorio de que la cocina es ensayo y error.  Afortunadamente, todos tenemos que comer varias veces al día, así que hay bastante campo para probar, experimentar y errar.  No se desanimen…

* * * * *

Empiezo por esta receta mexicana de ceviche verde.  Tal vez demasiada salsa, tal vez las tiras de cebolla muy gruesas.  Lo cierto es que la presentación quedó terrible.

Esta roca que ven abajo es un aborto de pastel de salmón.  Estaba tratando de experimentar con la receta de torticas de salmón, porque la mezcla me quedó demasiado aguada y no podía darles forma a las «hamburguesitas».  En mi cabeza, la capa superior de semolina le iba a dar un color dorado hermoso al pastel.  La realidad me dio una cachetada. Y de sabor: cansón, pesado.  Una cosa es comerse un trozo moderado de salmón, otra un tolete compacto y sobrecargado.  La moraleja del día: con el salmón no se juega.  Aunque es un pescado versátil que da para mucho, tiene un sabor fuerte y una cantidad de grasa tal que pueden llegar a aburrir.

El tacu-tacu de mariscos es una delicia peruana que consiste en una «masa» hecha con frijoles y arroz; en este caso, rellena de un sofrito de mariscos mixtos.  La idea es que quede como una empanada, pero como pueden ver en la foto, la mano inexperta de la cocinera fracturó el tacu-tacu y quedó como una barriga abierta, con las tripas afuera.

Aunque todavía no he montado mi receta oficial de pan, muchos de mis amigos ya saben que desde hace varios meses mi cocina se ha convertido en una suerte de panadería hibérnico-lusitano-caraqueña.  Justo ayer me puse a sacar la cuenta de cuántos tipos de harina hay en mi despensa: blanca e integral todo uso, blanca e integral reforzada, fufu (de plátano), harina pan y maseca, polenta y semolina, blanca leudante, de centeno, malteada y gram (de garbanzos).  Lo que muchos no saben es que ya hemos partido dos piedras de hornear y que ha habido varios conatos de incendio.  Aquí les paso varias muestras de lo que puede salir mal cuando los dioses del trigo (y afines) están de malas pulgas.

Ciabatta, el pan italiano por excelencia, no se ve tan excelente después de todo.  Antes y después de hornearse:

Pan integral de nueces y frutas secas, en teoría.  La realidad, un meteorito holandés:

Acemas o pan dulce andino.  La idea es que quede un pan liso, de superficie suave y brillante. En los bollitos logré el brillo, pero igual se me fracturaron y quedaron pesados:

Arepas andinas (de harina de trigo, en lugar de harina de maíz).  Hay dos métodos de preparación: uno, hacer un rollo con la masa y cortar las arepas del grosor deseado; otro, estirar la masa con un rodillo y cortar redondeles con un vaso invertido (o un cortador de galletas grande).  No le conseguí el punto ideal a la masa, como pueden ver abajo:

Tratando de emular una receta de mi vecina de la adolescencia, hice este pan de chocolate cuya apariencia infeliz masacró mis recuerdos de juventud.  Pero no me desanimo.  Ya tengo en mente una alternativa para hacerle un «extreme makeover» a este pobre pan.  Manténganse en sintonía.

Éstas no son maquetas de la falla de San Francisco.  Son panes de calabaza, tristemente fracturados.  Aún estoy experimentando con esta receta, a ver si logro que no se rompan así (tal vez menos polvo de hornear, más baja temperatura, o una rociada con azúcar antes de meter al horno):

Ahora le toca el turno a los postres, tan susceptibles los desgraciados.  Abajo pueden ver mis primeros alfajores, un par de placas tectónicas deslizándose sobre una capita de dulce de leche demasiado aguado.

En estos días, Hugo me dijo que estaba antojado de una de esas tartaletas rellenas de crema pastelera.  En lugar de ir y comprarle una en cualquier pastelería, se me ocurrió la brillante idea de hacerlas yo misma en la casa.  La crema pastelera, lo admito, sí la compré (y sabía a gloria), pero decidí no sólo hacer la pasta quebrada, sino también darle un «toque» especial al postre: duraznos caramelizados.  Bueno, creo que éste es el momento de confesar que si algo no me sale en la cocina son las cosas caramelizadas: frutas, nueces, siropes…  Después de leer varias recetas en internet, decidí dejar el miedo y hacerlo.  Pues aquí tienen el resultado: duraznos chamuscados.  A todas estas, no sé cuál es el problema.  Supongo que debe ser la temperatura a la que pongo el sartén (usualmente las frutas siempre me quedaban pálidas), pero tal vez es el sartén mismo (¿teflón?), o el hecho de que mi cocina no es a gas.  O el tipo de azúcar que uso (morena, en general).  En fin, que el pobre Hugo terminó comiéndose las tartaletas chamuscadas y yo terminé más frustrada que nunca…

Siguiendo con el tema, detallen la foto de abajo.  Se supone que  este helado de chocolate va coronado con un praline de avellanas, que no es más que avellanas caramelizadas.  Aquí pueden ver cómo el azúcar se cristalizó en lugar de caramelizarse.

Lo de abajo es «Blackberry slump«, una especie de torta húmeda con bayas frescas.  Lo que nadie advierte (o lo que no tuve la lucidez de prever) es que los moldes no se deben llenar demasiado porque la torta crece y de desborda.  Afortunadamente para mí, había puesto los moldecitos sobre una bandeja, y todo lo que cayó fue directamente a mi estómago.

Puedo decir que he preparado el brazo gitano unas 50 veces, y la única vez que se me ocurrió tomarle una foto para las Gastrocrónicas, el condenado se me partió en el momento en que lo estaba acomodando para la sesión fotográfica.  He aquí la foto original, antes del «croppeo» pertinente.

Aunque es una foto que me encanta porque la luz de la mañana crea un ambiente increíble, hay que admitir que estas galletas con chispas de chocolate quedaron espantosas, planas y deformes.

Y mejor no hablemos de éstas de queso crema y mantequilla

Esta empanada dulce, teóricamente rellena de queso de cabra y frambuesa, decidió ser original y botar la mitad del relleno.  El huequito superior es hecho a propósito (de lo contrario, al hornearse «explotan» porque necesitan botar el vapor por alguna parte), pero no debería desbordarse lo de adentro.

Éste es un flan triste.  No es un quesillo venezolano porque usé una receta irlandesa, pero supongo que el mismo resultado puede ocurrir cuando se desmolda cualquiera de estos postrecitos.

Y, para hacerle compañía al flan, aquí tienen un mousse de parchita / maracuyá deprimido y deprimente.  Otra desmoldada infructuosa.  Pero aprendí la lección y decidí servirlos en vasos de vidrio, para ahorrarme el dolor de cabeza.

Un clásico del desastre repostero es el merengue que no levanta.  Pasa hasta en las mejores familias.  Abajo, una pequeña muestra de tres leches con los dos peores merengues que he (mal)hecho jamás:

En el Top 2 de este gastro-reportaje está la causa limeña, uno de mis platos peruanos favoritos.  La primera vez que lo preparé, hice una mayonesa casera que me quedó muy aguada; además, no compacté bien cada capa de ingredientes.  El resultado final, este esperpento que ven abajo.  De sabor, delicioso; de aspecto, abominable…

Finalmente, creo que el Top 1 de mis gastrodesastres lo ocupan, sin duda alguna, los dólmades.  Sí, gastrolector, esa aberración que ven abajo es un intento (muy fallido) de hacer rollitos de hojas de parra.  El error trágico no estuvo en el sabor (el relleno era de arroz y estaba delicioso), sino en la calidad de las hojas: eran demasiado pequeñas y muchas estaban fracturadas, así que los rollitos no quedaron compactos o bien envueltos.  A la hora de cocinarse, muchos se reventaron. Creo que de ahora en adelante pagaré con gusto la cajita sobrevalorada de dólmades ya listos que venden en el Farmers’ Market…

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Éstos no son ni los primeros ni los últimos desastres que he hecho en la cocina.  Hay muchos, muchos otros platos que ni siquiera he tenido el valor de fotografiar.  Pero el punto es que no es el fin del mundo equivocarse.  Cocinar no requiere habilidades extraordinarias, sino paciencia y práctica.  ¡Así que a practicar!

Hasta el próximo gastrodesastre,
C.

15 comentarios sobre “LO QUE NADIE CUENTA…

  1. Genial este post! Ya no me siento tan «bruta». Creo que mi peor receta fue una quiche de verduras… me equivoqué comprando la crema y nunca espesó… fue horroroso, aunque de sabor estaba genial.

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  2. Hola!
    Después de varios paseos por este interesante y gustoso blog, me decido a comentar algo tras leer este alentador post.
    Geniales narraciones, deliciosas fotos y numerosas buenas recetas. Me encanta.
    A mí también me gusta la cocina e intento plasmar, a inferior escala…, mis pequeños logros culinarios en la sección de gastronomía de mi blog.

    Saludos y hasta pronto
    SANDRA

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  3. @Bea: ¡Exijo la receta de la empanada de berberechos! (Y la lata de berberechos por DHL…)

    @Sandra: ¡Gracias por el comentario! Ya visitaré tu blog a ver si te plagio alguna receta 🙂

    Saludos desde Dublín,
    C.

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  4. Mis desastres culinarios empiezan en mi cabeza mucho antes de escoger una receta, algún ingrediente o de ir al automercado… Me encanta un libro de cocina y sueño con hacer algo rico algún día, pero no me atrevo! Por eso no salgo del «bisté» o la pechuga a la plancha, arroz y tajadas. That's it! Las arepas me salen bien, aunque no sean muy redonditas y descubrí que las empanadas terminan siendo crujienticas como a todos en casa nos gusta. La semana pasada quise imitar una empanada de tajada y queso blanco al mejor estilo de Playa El Agua, pero la cosa esa parecía un calzone deforme. Gracias por hacerme sentir que no es el fin del mundo si algo sale mal en la cocina. Me reí mucho! Besos a los 4. Se les quiere y recuerda mucho

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  5. Tienes razon!!! nade habla de esto. Imaginate que hice una hgelatina de 4 colores para la fiesta de mi hijo y fuel tal el desastre al desmoldarla, que ni la servi ese dia. Nos las comimos en casa despues… Deberia hacer un post de mis malos ratos en la cocina

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  6. Hola Ceci! Soy Irene, de Buenos Aires, esta mal sentirse bien por este post? ja ja. Me encanto tu manera de explicar las cosas, justo como yo lo haría, con todos los detalles! encontre tu blog por la receta de quesos, está para escribir un libro entero! Se que escribiste todo lo que sabias pero sabes de que se hace el cuajo? algunos dicen que es sintetico y otros que sale del 4to estomago de los terneritos… pero para mi es un misterio… y la receta del pan de soda! como hiciste para que se inflara tanto!? por aca no me salio tan bien, reemplacé buttermilk con leche y unas gotitas de limón… me parece que ese fue el error, lo voy a probar con yogur como vos decis. Ya que hablamos de leche, se puede hacer queso con la leche en polvo?
    P.D.: te paso la receta del pan de calabaza que yo hago, que queda super rico (es con levadura):
    500 gr de harina + 250 gr calabaza cocida + 2 cdas miel + sal + 6 gr levadura seca + agua (si sentis que le falta, depende de la humedad del zapallo) + leche para glasear y semillas de calabaza y girasol si lo queres decorar! y asi de facil es, como ya sabes mezclas todos los ingredientes dejas levar el doble, amasas de nuevo, pas¿rtir en 2 y trenzar si te gusta, glacear y decorar con las semillas, esperar que leve un poquito mas y al horno! cuando empezas a hacer paes no paras! gracias por compartir tantas idea y experiencia!!
    P.D. 2 : perdón por la vervorragia pero me senti muy identificada!
    Saludos!!

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  7. Hola, Irene:

    Gracias por tu comentario 🙂 Sobre el cuajo, el 'original' sale de una enzima que se encuentra en el estómago de las vacas, pero tienes razón, también hay versiones sintéticas (http://es.wikipedia.org/wiki/Cuajo). Y creo que el queso no se puede hacer con leche en polvo. Seguro si vas a la provincia, debes encontrar una leche fresca espectacular (en Europa, por ejemplo, es ilegal vender leche no pasteurizada).

    Sobre el pan de soda: como no tiene levadura, suele ser más pesado y de miga densa, pero tal vez fue el tipo de harina que usaste o la amasada. Para pan, es mejor usar una harina con alto contenido de gluten (la llaman 'harina de fuerza' o 'harina reforzada' o 'harina para pan'). Si por casualidad consigues harina canadiense, cómprala sin pensarlo dos veces. Y sobre la amasada, para que se formen las cadenas de gluten, que es lo que hace que el pan quede elástico y esponjoso, hay que amasar al menos 8 minutos a máquina o 10 a mano, estirando y encogiendo. No sé si eso haya hecho la diferencia con mi pan.

    Por último, sobre el pan de calabaza, voy saliendo a comprar lo que necesito. ¡Se me hizo agua la boca! Ya te contaré en cuanto lo prepare. ¡Un millón por la receta!

    Saludos desde Bangkok,
    Ceci.

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  8. hola ceci me gusto mucho tu glob esta chevere y los desastres son comunes en toda cocina cuando uno comienza hacer alguna receta pero la segunda qdan super bien,gracias x tugran corazon uno aprende cosas nuevas felicidades desde venezuela un beso….

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  9. me encanta este blog, estaba buscando una receta de torta de cambue, porque tengo varios a punto de pasarse de maduros.
    gracias por estar por aqui, ya vendre mas a menudo, ha sido muy divertido, como viven cada situacion con alegria y optimismo como debe ser….!!!!!
    Feliz dia y Muchas Bendiciones….!!!! David Da Ponte / dvdaponte@gmail.com

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  10. Hola, esta crónica de desastres gastronómicos está muy buena. 100% identificada, jeje y gracias por las recetas y sobre todo por las notas y comentarios que haces de ellas. Aprovecho para desearte junto a los tuyos una feliz navidad desde esta hermosa Venezuela

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  11. jajaja como me he reído con tu crónica. Cuando me pasan estas cosas, las borro de mi mente. Pero esta una idea muy buena, tomarles fotos. Hay que saber reírse de uno mismo. Gracias por compartir tus gatrodesastres

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