El calamansí o calamondina (calamansi, kalamansi, calamondin, etc etc) es un regalo de los dioses asiáticos para el mundo. Lo «descubrí» gracias a Ailyn, mi vecina filipina en Bangkok, que tenía un par de maticas en la entrada de su casa y lo usaba para todo -jugos, marinada para pollo, un chorrito sobre noodles, en lugar de limón en postres…
Por ahí leí que en Florida se puede conseguir. Si viven en un sitio con una comunidad china importante, presten atención cuando sea Año Nuevo Chino. Esos arbolitos repletos de mini-mandarinas que usan para decorar son nada más y nada menos que calamansis. ¿Qué es y a qué sabe? Es un cítrico, híbrido entre la mandarina y el kumquat. Es pequeño, tiene un trillón de semillas y es un fastidio de exprimir, pero el sabor es muy particular. Imagínense 70% de mandarina, 15% lima y 15% limón, o algo por el estilo. De todas maneras, aunque no lo encuentren, lo valioso de esta receta es la combinación de sabores para salir de la rutina y hacer un jugo natural diferente y un poco más sano.
INGREDIENTES
Calamansí (o cítrico de su preferencia -o un mix de varios), exprimidos y colados
Jengibre, pelado y cortado en láminas
Menta, un buen puñado
Azúcar de palma o coco, al gusto (ver nota abajo)
- La receta no tiene ciencia. Creo que el truco es preparar el jugo y dejarlo varias horas en la nevera para que la menta y el jengibre impregnen bien el líquido.
Tal vez lo controversial aquí es el tipo de azúcar que utilicé. Hace poco leí un libro de una doctora americana llamada Sara Gottfried que propone una especie de reseteo hormonal para llevar una dieta más sana (y perder peso), y entre sus sugerencias está usar azúcar de coco low glycemic.El índice glicémico (GI por sus siglas en inglés), del azúcar de coco es de 35, mientras que el del azúcar normal (de caña) es de 60, según unos estudios. Ahora, otro conflicto es la diferencia entre el azúcar de coco y el azúcar de palma. En Tailandia, por ejemplo, ambos nombres se refieren a una misma cosa, que son las panelitas redondas que ven en la foto de arriba. Pero este tipo de azúcar sale de unas palmas distintas que el cocotero, de ahí la diferencia de color. Según Wikipedia:
In some areas, predominantly in Thailand, the terms «coconut sugar» and «palm sugar» are often used interchangeably. However, coconut sugar is different both in taste, texture and manufacture methods from palm sugar, which is made from the sap in the stems of the Palmyra palm, the date palm, the sugar date palm, the sago palm or the sugar palm.
Según Paleo Magazine:
According to this study by the Department of Science and Technology in the Philippines, coconut sugar has a GI of 35, which makes it a low glycemic index food. However, the University of Sydney classifies the GI of coconut sugar as 54. No one seems to have done more testing to see who is right.
So, the glycemic index of coconut sugar may turn out to be not quite as great as people make out, but it’s still no worse than other sugars – both honey and cane sugar has a GI of around 50.
The other point in coconut sugar’s favor as being a “healthier” sugar is the fact that coconut sugar appears to have more minerals (like iron, zinc, calcium, and potassium) than many other sugars, although raw honey also contains some minerals so it’s hard to say that coconut sugar is much better.
Al final del día, yo no me enamoro de ninguna de estas modas. ¿Qué es más sano, más sustentable o más eco-friendly? Ni idea. Depende a quién se le pregunte. Lo que me motiva a probar cosas nuevas, en lo personal, es la variedad de sabores. En este caso, usé el azúcar de palma Thai porque no es tan dulce, y me parece que tiene un sabor afrutado que le va muy bien a los cítricos y al jengibre. ¿Quieren ponerle azúcar normal, o estevia? Adelante. Cualquier alternativa es mucho más sana que comprar jugos pre-empacados en el automercado…