He etiquetado este postre como «venezolano», pero la verdad es que existe alguna variante similar en cada rincón donde haya vacas, gallinas y azúcar. En Venezuela le llamamos natilla, en singular. En España, natillas. En otras partes se le llama manjar blanco, crema inglesa, flan, blancmange, custard, pudding… Aquí les va la receta de mi abuela Gloria, más fácil imposible.
INGREDIENTES
Para 6-8 porciones
3 tazas + 1 taza de leche entera
3/4 taza azúcar blanca
Vainilla*
6 cucharadas rasas de maicena (cornstarch)
2 yemas de huevo
Tirita de corteza de limón (opcional)
Canela en polvo (opcional)
- Poner a calentar en una olla mediana 3 tazas de leche, junto con el azúcar y la vainilla (y la tira de limón, si usan). Llevar hasta punto de ebullición, cuidando de no quemar la leche. Si la olla no es muy confiable, les recomiendo hacerlo a fuego medio, aunque se tarde más. Si la leche se quema y raspan el fondo de la olla con la cuchara, le van a quedar grumos a la natilla, y un regusto a quemado.
- En un recipiente aparte, mezclar la taza de leche restante, junto con la maicena y la yema de huevo. Tip: para que la maicena se disuelva bien (no sólo en esta receta, sino en cualquier otra que use maicena como espesante), es necesario que el líquido esté frío o al menos a temperatura ambiente; si está tibio o caliente, se forman grumos.
- Agregar a la leche hirviendo, bajar la temperatura a fuego lento y revolver constantemente hasta que empiece a hervir nuevamente. Cocer por uno o dos minutos, hasta que espese bien (el tiempo depende de cuán líquida o espesa les guste la natilla: a más tiempo cocinándose, más espesa. Recuerden que al enfriar espesa aún más). Pescar la tira de limón y desechar.
- Les recomiendo pasar la natilla todavía caliente al molde de servir (o moldes), porque apenas se enfría, se le forma nata por encima -como su nombre bien lo indica- y luego queda grumosa. Enfriar un poco antes de refrigerar. Rociar con canela antes de servir.
*Sobre la vainilla: no pongo la cantidad porque eso depende del tipo de vainilla que usen. La que solemos comprar es una imitación, pero a veces hay diferencias entre el llamado «extracto» y la «esencia». Si el gastrolector, por casualidades de la vida, usa la esencia artificial McCormick, puede echarle un poco menos de media cucharadita. Más de eso ya hace que la natilla sepa muy repugnante.
Troubleshooting
Este postre es muy sencillo, pero sí tiene sus potenciales problemitas:
- Como ya dije antes, si la olla no es muy buena (de fondo muy delgado, por ejemplo), es bien factible que la leche se queme. Si les pasa esto y lo pillan a tiempo, quiten la olla del fuego, bajen la temperatura y regresen la olla a la hornilla. Traten de no raspar el fondo de modo que no se levanten los grumitos de leche quemada. Pueden cambiar de olla y salvar el litro de leche o, si son valientes, pueden seguir haciendo la natilla ahí mismo con mucho cuidado.
- Otro problema puede ser que la maicena no se disuelva bien, o que se formen grumos gruesos en el borde de la olla. No entrar en pánico. Terminen de hacer la natilla, buscando la consistencia que más les guste, remuevan del fuego, dejen enfriar unos minutos y pasen la mezcla a una licuadora. En una velocidad baja, licuar hasta que ya no se vean grumos y pasar al molde de servir. Este tip también sirve cuando se hace salsa bechamel y queda grumosa, pero no se lo digan a nadie…