Ésta puede ser una de las cosas más fáciles de hacer en el mundo. Vi la receta por primera vez en un libro de comida irlandesa (Irish Food & Cooking, de Biddy White Lennon y Georgina Campbell) y luego me volví a tropezar con ella, pero no recuerdo en qué recetario. El punto es que se hace volando, es bastante sana y es un buen acompañante.
El problema es el dilema geográfico del calabacín… El calabacín que venden en Estados Unidos y en Europa es distinto del que venden en Venezuela. Es verde oscuro, más compacto y menos acuoso que el criollo.
El Venezolano parece más pepino que zucchini (en lo que tenga chance, monto fotos de las dos variedades para contrastar). Si están en Venezuela y no consiguen el calabacín italiano, les sugiero que compren entonces los calabacines más pequeños y tiernos, que suelen tener menos líquido. Para ver mejor las diferencias, hagan click en este link.
- Precalentar el horno a 350º F / 175º C.
- Cortar los calabacines longitudinalmente en dos (aunque si son gruesos, se pueden cortar en tres o cuatro). Poner sobre una bandeja (si usan una de buena no hace falta engrasar), con la piel hacia abajo.
- Echar una buena cantidad de queso por arriba, ponerle unos cuadritos de mantequilla a cada uno, salpimentar al gusto (la sal gruesa le queda mejor).
- Hornear por 15-20 minutos, hasta que el queso se derrita y se dore.
- Servir inmediatamente, con un unos pedazos de pan de soda irlandés.