Ya Hugo había montado hace tiempo una receta de scones, esos pancitos dulzones tan populares en el mundo anglo, pero yo sentía que algo le faltaba…
Aquí en Irlanda es costumbre hacer vida social en el pub, pero no sólo los adultos, sino la familia entera. Por eso es normal servir comida hasta ciertas horas. Nunca nos habíamos animado a ir (la idea de comer en un pub es oximorónica), pero uno de esos domingos en que hay flojera absoluta de cocinar, decidimos montarnos en el carro a ver a dónde nos llevaba el camino. Así terminamos cayendo en un pub por el que siempre pasábamos: el «Dropping Well» (sí, parece sacado de El Señor de los Anillos).
Hugo y yo comimos un modesto desayuno irlandés (con lo cual, nuestra expectativa de vida se redujo en unos 9-12 meses), y a los enanos les pedimos unos scones para comer con mermelada.
¡Resultaron ser los scones perfectos! Con ese sabor y textura en mente, aquí les va entonces mi versión personal, basada en las recetas de Darina Allen en Forgotten skills of cooking (Kyle Cathie, 2009), y Daniel Stevens en River Cottage Handbook No. 3 -Bread (Bloomsbury Publishing, 2009). Hugo sigue prefiriendo su versión, así que los reto a hacer ambas y decidir cuál es la que más les gusta a ustedes.
- Cernir la harina junto con la sal y el polvo de hornear. Mezclar bien con el azúcar. Dos métodos para mezclar la mantequilla:
- Con las manos bien frías, disolver los cubitos de mantequilla en la harina con la punta de los dedos, trabajando rápidamente para que no se derritan. La idea es que al final la harina tenga la consistencia de migas gruesas de pan.
- Poner todo en una licuadora o procesador y darle toques hasta conseguir la consistencia de migas de pan.
- Sobre el azúcar: pueden usar los 50 g de azúcar extrafina, o sólo poner la mitad y salpicar de azúcar por encima después de barnizar. Los scones no deberían ser excesivamente dulces.
- Poner la mezcla sobre el mesón de trabajo y abrirle un hueco en el centro, tipo volcán.
- Batir ligeramente (en un recipiente aparte) uno de los huevos y echarlo en el hueco. Batir el siguiente y echar sólo la mitad (reservar lo que sobre para barnizar luego).
- Mezclar ligeramente para que los ingredientes secos se empapen con el líquido, y tratar de formar una bola compacta (no hace falta amasar demasiado, basta con apretar un poco).
- Envolver la bola de masa con papel envoplast (película plástica, cling film) y dejar reposar en la nevera por media hora. Esto ayuda a que la masa se asiente y sea más fácil trabajarla luego.
- Precalentar el horno a 250º C / 475º F / Gas 9.
- Enharinar un poco el mesón, poner la bola de masa y aplasta un poco hasta formar un disco. Usando un rodillo, estirar la masa un poco, dejándola de 2.5 cm de grosor.
- Hacer círculos usando un cortador de galletas de unos 7 cm (o un vaso invertido). Tratar de hacer los cortes parejos, haciendo presión en un sólo movimiento. Esto ayuda a que la masa tenga cortes limpios y luego levante parejo.
- Poner los círculos sobre una bandeja ligeramente engrasada, dejando un poquito de espacio entre cada uno.
- Usando una brocha de cocina, barnizar con la mezcla del medio huevo restante y 1 cucharada de leche.
- Salpicar con un poco de azúcar morena, si quieren, y hornear en el medio del horno por 10-12 minutos, hasta que se doren por encima.
- La temperatura es bastante alta, así que vigilen que no se arrebaten. En mi horno funciona bien, pero ajusten según su propio horno.
- Servir inmediatamente con una taza de té, un poquito de crema batida y con mermelada casera. Los scones son mejores recién hechos.