Independientemente del grano que usen, si deciden hacer esta receta, creo que lo que termina de darle un gusto fantástico es el plátano verde, mejor si es el llamado topocho. Sé que para los gastrolectores que no crecieron en el Trópico, siempre hay cierta reticencia al usar este tipo de verduras, pero hagan la prueba. En esta sopa, el plátano cumple la misma función que la papa en un cocido o en una sopa de garbanzos: le da cuerpo y textura al plato. Como añadidura, también le da un sabor muy particular. Eso sí, recuerden que no hablo de la banana o guineo, sino del plátano grande (plátano macho, plantain), que se debe comer cocido. No será difícil conseguirlo verde porque, de hecho, así es como siempre lo venden en los mercados latinos o asiáticos. En Filipinas, por ejemplo, usamos saba banana.
Sin más preámbulos, aquí les va mi versión, tratando de emular la sazón de mi querida Carmen Carrillo.
- Si las arvejas están enteras, es preferible dejarlas remojando toda la noche. Cuando las sustituyo por split peas o algún dal indio, encuentro que esto no es necesario.
- Como en todas mis sopas, empiezo por hacer un sofrito base, salteando la cebolla, el ajo y el ají en un poco de aceite de oliva, a fuego medio-alto, en una olla grande y profunda. Sofreír por 4-6 minutos, hasta que se suavice la cebolla.
- Echar el caldo y subir la temperatura al máximo. La Comadre dice que cuando se usan granos como la arveja y la lenteja, es mejor agregarlos antes de que el agua hierva, de manera que el grano se mantenga entero y no se desconche (y si la comadre lo dice, es porque es verdad).
- Pueden empezar por poner 6 tazas, e ir agregando más caldo si notan que se seca mucho.
Echar los trozos de plátano, el laurel y el cilantro.
- El plátano verde no es tan fácil de pelar como el plátano maduro. Primero, hay que cortar las puntas; luego, pueden hacer el intento cortando una línea longitudinal con un cuchillo, y abriendo la concha por ahí. Lo más probable es que buena parte se quede pegada a la pulpa, así que hay que armarse de paciencia y pelarla con cuchillo.
- Tapar la olla y contar unos 10 minutos a partir de que el agua empiece a hervir. Pasado este tiempo, destapar y probar el grano. Lo más probable es que necesite otros 10 minutos más si usan arvejas partidas, pero no me atrevo a dar tiempos de cocción precisos, porque eso depende del tipo de grano (enteros o partidos) y del gusto personal. A mí me gusta que el grano se mantenga al dente, pero si se fijan en la foto de arriba, pueden ver que en esa ocasión se deshizo bastante y quedó tipo crema. Por eso es preferible ir ajustando el tiempo (y la cantidad de agua) sobre la marcha.
- Si, por ejemplo, pusieron demasiada agua y quieren que merme un poco, dejar la olla destapada.
- Los trozos de plátano deberían estar firmes pero tiernos.
- Al terminar la cocción, pescar las hojas de laurel y las ramas de cilantro. Salpimentar al gusto.
- Acompañar con una arepa recién hecha.
*El ají dulce es un ingrediente más común en la comida oriental (costeña) de Venezuela, no tanto en la andina. Boconó (el pueblo de mis abuelos) donde esta receta se origina, queda en el Estado Trujillo, en plenos Andes venezolanos.
… y el calor del paño en donde están envueltas las arepas…
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Merida 19 de abril 2019
Gracias por tu contribución te enviaré mi spa de arbejas al estilo de Boconó
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Como soy de oriente, les agrego plátano maduro y el grano blando, casi sopa. Acompañado con arroz blanco,
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