ENSALADA NEPALÍ DE GARBANZOS (chana saandheko)

Templo de Nyatapole, Bhaktapur

Tengo rato tratando de escribir mi historia con Nepal, pero todo sale absolutamente meloso y cliché.  La idea del blog era no sólo copiar recetas, sino -principalmente- darle contexto a cada una.  Supongo que debería empezar por lo primero: nunca he estado en Nepal.  Y debo confesar que supe de su existencia en mi adolescencia -en los terribles 90s-, cuando la suerte me llevó a estudiar en un colegio internacional.  Fue ahí donde conocí a mi querido amigo Suri, de Katmandú.

Cuando uno es adolescente, algo en la química del cuerpo hace que la imaginación se forme ideas rimbombantes acerca de lugares y personas.  En una de nuestras tantas conversas, Suri me contó que desde la ventana de su cuarto se veía el Himalaya. Pensé entonces que Nepal debía ser un lugar mágico, como sacado de las aventuras de Tin Tin o algo por el estilo. Esa es mi conexión con Nepal: un amigo e historias de familia. 

Vista del Himalaya, desde casa de Suri

Mil quinientos años después, a unos minutos de mi casa abrieron un restorán llamado Montys of Kathmandu, y Hugo me regaló una clase dictada por la dueña del sitio.  Esta receta, llamada chana saandheko (साँधेको, sadeko o sandheko), fue uno de los platos que nos hicieron en el demo.  La señora comentó que en Nepal no existe el concepto de «entrada» o «aperitivo» (todo se sirve de una vez), pero que sí suelen tener snacks durante el día.  Esta ensalada entra dentro de esa categoría. Obviamente, se trata de una cocina muy parecida a la india y pakistaní, pero con sabores más sutiles y diferenciados (por lo poco que he podido probar).  Aquí les va entonces un pedacito de Nepal, un lugar en el que he estado a pesar de no haber ido jamás…

Suri en Swayambhunath, Kathmandu

INGREDIENTES
Para 4-6 porciones
400 g garbanzos en lata, escurridos
1/4 de cebolla roja (ó 1-2 chalotes / escalonias /shallots, ó 2 cebollines / cebolletas), picada fina
1-2 tomates, en cuadritos pequeños
1 cm raíz de jengibre, rallada
1-2 ajíes / chiles verdes, desvenados y sin semillas, picados finos
1-2 cucharadas cilantro fresco, picadito
2-3 cucharadas aceite de mostaza
Jugo de limón (del verde), al gusto
Sal, al gusto
1/2 cucharadita de chat (chaat) masala (ver nota abajo) 
Una pizca extra de ají / chile en polvo (si los chiles / ajíes frescos no están muy picantes)
Una pizca de pimienta de Sichuan /Szechuan
  • Lavar los garbanzos en agua fría, escurrir bien y pelar.  Esto parece una tortura china, y el paso de hecho se podría obviar, pero les garantizo que la diferencia es grande: el garbanzo queda mucho más suave y es muchísimo más fácil de digerir.
  • Echar los garbanzos en un sartén caliente (sin aceite), revolver por unos segundos y apagar el fuego.
  • Combinar con el resto de los ingredientes y especias. 
    • Sobre las especias:
      • Chat masala (o chaat masala) es una combinación de amchoor, semillas de comino y cilantro (tostadas y trituradas), jengibre en polvo, asafétida, ají/chile en polvo, sal y pimienta.
      • Amchoor (o amchur), es un polvo hecho con mango verde deshidratado.  Se usa frecuentemente en la comida india, nepalí o pakistaní, especialmente en ensaladas.
      • Aceite de mostaza: si pueden comprar una botellita en algún mercado asiático, se lo recomiendo.  Es un aceite color amarillo tostado con un sabor súper particular.  Una delicia para ensaladas y para cocinar algunos platos indios.    
      • Asafétida es una resina que se usa muchísimo (en polvo) en la cocina india.  Como pueden deducir por el nombre, tiene un olor fuerte (y un poco desagradable), pero al cocinarse el olor cambia y da un gusto riquísimo.  Hay que usarla con moderación. 
      • Pimienta de Sichuan (o Szechuan), a diferencia de las pimientas regulares, no es picante sino más bien aromática, con un toque ácido.   
  • Servir fría o caliente, con unos rotis.

QUESO CREMA CON NOPALITOS

Mis amigas mexicanas siempre ponen para picar un queso crema con jalapeño (del enlatado) cortado en rajitas.  Sencillísimo y delicioso.  Con esta idea en mente, se me ocurrió hacer lo mismo usando nopalitos (un tipo de cactus, en Venezuela le llamamos tunas) en escabeche.  Supongo que en México debe haber una variedad grosera de marcas y tipos, pero aquí la única marca que consigo es La Costeña, que tiene un buen toque de picante, pero no demasiado.  Les paso entonces esta receta, que no tiene desperdicio. 
INGREDIENTES
1 paquete (250 g) de queso crema (normal o light, como prefieran)
1/2 frasco de nopalitos La Costeña (ver nota abajo)
  • Suavizar primero el queso crema con un tenedor, echándole un chorrito del líquido donde vienen los nopalitos.
    • El frasco trae 440 g, y viene en vinagre, adobado con chile serrano.  El líquido es baboso (esto es normal, no se asusten; es la misma consistencia de la sábila / aloe vera).
  • Cortar los nopalitos en trozos pequeños y mezclar bien con el queso crema suavizado.
  • Probar y echar una pizca de sal, si quieren.
  • Servir con totopos / tortillas / tostitos.

PAPAS CON ROMERO AL HORNO

Esta receta es fusilada de uno de los programas de Jamie Oliver (Jamie at home).  Fácil, bastante rápida y sirve para acompañar lo que se les ocurra (hamburguesas vegetarianas, un buen pedazo de carne, pez espada a la parrilla, etc.).  Las papas se pueden sazonar con lo que quieran; lo valioso de esta receta es el método, en mi opinión.
INGREDIENTES
Papas / patatas (yo uso una variedad irlandesa llamada rooster, parecida a la Désirée, pero Jamie recomienda también charlotte -ver nota abajo)
Aceite de oliva
Sal marina / gruesa
Páprika
Romero fresco (bastante)
Ajo en polvo
Alternativas
Salvia
Mejorana
Orégano
Ralladura de limón

Pimienta negra recién molida

  • Lavar y cortar las papas longitudinalmente en tajadas de 1 cm, sin pelarlas.
    • Sobre las papas: yo creo que la clave es usar papas poco harinosas.  En inglés las dividen en floury y waxy.  Las harinosas tienen más almidón y son mejores para hornear o para hacer puré, mientras que las waxy (¿cerosas?) tienen menos almidón y son mejores para hervir porque retienen su forma y no se deshacen.  Las rooster que utilizo tienen piel roja, como pueden ver en la foto, y son más bien cremosas, con un sabor dulzón. 
  • Poner a hervir bastante agua con sal y sancochar las papas por unos 5-6 minutos (suficiente como para que comiencen a ponerse tiernas, sin riesgo a que se deshagan).  Escurrir bien.
  • Precalentar el horno a 180° C / 350º F/ Gas 4.  
  • Para aliñar las papas, creo que lo más fácil es ponerlas con cuidado en un recipiente grande, echar bastante aceite de oliva, cuidando de que le caiga un poco a cada una, y ponerle el resto de los ingredientes sin piedad (ojo con la páprika o pimienta y el ajo: poner con moderación para que el sabor de las papas no opaque al del plato que acompañan).  Jamie las adoba con romero, salvia, ralladura de lima (la amarilla), aceite, sal y pimienta.  Para mí, lo más rico de estas papas es el sabor del romero fresco al hornearse (queda crujiente, sin perder la intensidad del sabor).
  • Acomodar las papas en una bandeja formando una sola capa (no hace falta engrasar si usan una bandeja de buena calidad, y si les pusieron bastante aceite en el paso anterior).  Meter en el horno (o en la parrillera / asador / BBQ) y hornear hasta que se doren, volteando una vez.  Esto no demora mucho (dependiendo del horno, tal vez unos 10 minutos por cada lado).

ENSALADA DE MERCEDES P.

 
Mi abuela Nora tenía una casa en Boca de Aroa, y no pasaba un fin de semana sin que hubiera un batallón de gente jugando cartas, haciendo parrillas o tomando sol en la playa.  Uno de estos personajes recurrentes de mi infancia era Mercedes P., una de las mejores amigas de Nora, una viejita de pelo blanco adorable, el prototipo perfecto de la abuelita dulce.  Mercedes cocinaba buenísimo, pero por alguna razón, el plato que mejor recuerdo era esta ensalada.  Sé que sus postres criollos eran famosos, pero debo confesar que yo era una niña bastante extraña y los dulces no me interesaban.  Mi tío Luife (su hijo) me prometió fotocopiarme el recetario personal de Merce, así que espero que ésta sea la primera de muchas de sus recetas.  
En este plato, como en la memoria, la clave es la combinación de colores y texturas.  Lo copio, entonces, evocando las tardes en Boca de Aroa, cuando mi hermano y yo pasábamos horas en la orilla de la playa recogiendo conchitas con el querido abuelo Chipi Chipi, el esposo de Mercedes P.
 
INGREDIENTES 
Para 6 personas
1 brócoli pequeño, dividido en ramitos
1 coliflor pequeño, dividido en ramitos
1 zanahoria mediana, cortada en cuadritos 
1/2 repollo, cortado en tiritas finas
1 puñado de vainitas / judías verdes, desvenadas
2-3 palitos de célery, en rodajas finas
1 pimentón rojo (y/o amarillo) pequeño, cortado en cuadritos
1/2 cebolla, picada muy fina (o rallada)

Vinagreta
1 parte de vinagre blanco
3 partes de aceite de oliva extra virgen
Sal y pimienta blanca, al gusto
  • Dividir el brócoli y el coliflor en ramitos pequeños (bite-size) y cocerlos al vapor junto con la zanahoria, las vainitas y el repollo por unos pocos minutos  hasta que estén tiernos pero todavía crujientes (yo diría que 5 minutos es más que suficiente).  Para que no se sigan cocinando con el calor, ponerlos en un colador bajo el chorro de agua fría por unos segundos.  Escurrir bien.
    • El tiempo de cocción depende del gusto personal.  A mí me gusta que el vapor apenas cocine los vegetales, y que no queden aguados. Como el repollo seguro se ablanda antes que el resto, se podrían cocer aparte, o echar en los últimos dos minutos de la cocción.  Mercedes recomendaba cocinar cada cosa por separado.
  • Combinar los vegetales cocidos con el célery, el pimentón y la cebolla en el plato para servir.
    • Si quieren suavizar un poco la cebolla, picarla fina, ponerla en un plato hondo con bastante (¡bastante!) sal y cubrir con agua.  Dejar reposar por unos 10 minutos, lavar y escurrir bien.  Esto le aplaca un poco el sabor.
  • Aparte, mezclar bien los ingredientes de la vinagreta y rociar la ensalada.  Dejar reposar un poco para que el brócoli y el coliflor la absorban bien.  No copio cantidades precisas, porque eso depende del tamaño del brócoli y coliflor, y del gusto de cada quien.    Servir fría.

VEGGIE BURGERS / HAMBURGUESAS VEGETARIANAS

Desde que pasé la segunda mitad de mis dulces 20s, la carne perdió terreno en mi repertorio de comidas favoritas. Supongo que todo empezó, en realidad, cuando vivía en Italia a mediados de los 90s y estaba en boga la enfermedad de la «mucca pazza» en Europa, con lo cual, esta gastrocronista paranoica no comió carne por más de dos años. Luego con los embarazos y el estómago comprimido del tamaño de una nuez, siempre que salíamos a comer buscaba alternativas evitando la pesadez post-carnívora. Así, por recomendación de nuestros amigos Lola y Nicky, dimos con el mejor lugar de hamburguesas en Dublín: Jo’ Burger (en Rathmines). Estos señores han llevado la hamburguesa a otro nivel. Por supuesto, probé todas las versiones vegetarianas que ofrecen y quedé enamorada. El único problema de Jo’ Burger es que el local es completamente anti-niños, así que pasé algún tiempo buscando la mejor receta de veggie burger para hacer en casa, hasta que di con ésta que les copio aquí. La conseguí en el blog de Heidi Swanson, y forma parte de un recetario que publicó en 2007: Super Natural Cooking. No tengo el libro, pero ya he hecho bastantes de sus recetas y son deliciosas. Aquí les paso mi versión de la hamburguesa vegetariana, con sugerencias de rellenos.

* * *

Esta receta ya la había publicado hace tiempo, pero ahora le vuelvo a montar actualizada y con nuevas fotos.

INGREDIENTES

Para 12 hamburguesas pequeñas

2 ½ tazas de garbanzos (cocidos o en lata, bien escurridos)
4 huevos 

½ cucharadita de sal (o al gusto)
1/3 taza de cilantro fresco picado
1 cebolla pequeña (dos opciones: cortarla en cuadritos pequeños, o licuarla junto con los garbanzos)
Ralladura de un limón grande (del verde)
1 taza de brotes de alfalfa picados (o brócoli, cebolla, lo que consigan) (opcional)

1 taza de migas de pan integral tostadas
3-4 cdas maíz en lata, bien escurrido (opcional)
1 cda de aceite de oliva extra virgen (o mantequilla clarificada)

  • Originalmente, Heidi usa brotes de garbanzos, que pone al vapor por unos 10 minutos hasta que estén tiernos. Si no se consiguen (lo más probable), los garbanzos en lata son una alternativa fácil (o se pueden hacer también con garbanzos cocidos). Hay que escurrirlos bien primero. Luego se ponen en una licuadora o procesador, junto con los huevos y la sal (si no les gusta conseguir pedazos de cebolla grandes, éste es el momento de incluirla). Se licúa hasta conseguir una pasta gruesa, tipo un hummus grumoso.

  • Añadir el cilantro, la ralladura de limón, la cebolla en cuadritos (si no se añadió antes) y los brotes (opcionales). En general, yo no soy muy amante de la ralladura de limón, pero no la eliminaría de esta receta en absoluto. El toque ácido le queda buenísimo.
  • Agregar las migas de pan (y el maíz, si quieren), revolver y dejar reposar por unos minutos para que las migas absorban un poco de humedad. La mezcla debería tener una consistencia húmeda, pero lo suficientemente gruesa como para poder formar las 12 hamburguesas (pequeñas, pero gruesas, de unos 3 cm de espesor). Es preferible que la mezcla quede húmeda, para que la hamburguesa no quede tiesa al cocinarse. En todo caso, si es un mazacote, siempre se puede poner un poco más de migas. Por el contrario, si se les pasa la mano y queda muy seca, se puede poner un chorrito de agua o más huevo para humedecer. No esperen la textura de carne molida. Es un poco más blanda la «masa», pero si se manipula con cuidado, no debería haber problemas a la hora de ponerlas en la sartén. Un truco para que no se les pegue de las manos es mantenerlas húmedas mientras se forman las hamburguesas.

  • Calentar el aceite en una sartén de fondo grueso a fuego medio-bajo. Cocinar de 4 en 4 hamburguesas, cubrir y dejar por 7-10 minutos, hasta que la cara comience a dorarse (es importante tapar la sartén para que queden jugosas). Se puede subir el fuego si no se han dorado después de los 10 minutos. Voltear y cocinar la otra cara por otros 7 minutos o hasta dorarse. Remover del fuego y dejar enfriar un poco en una rejilla, mientras se cocinan las demás hamburguesas.

  • Cortar cada una por la mitad y rellenar con… (ver sugerencias abajo). En este punto, mucha gente se preguntará dónde demonios está el pan… Bueno, el garbanzo es bien harinoso de por sí, y a veces este tipo de hamburguesas queda «redundante». Hagan la prueba sin pan y notarán la diferencia. Asegúrense de que las hamburguesas sean lo suficientemente gruesas como para que no se desmoronen al partirlas.

Sugerencias para rellenar

  • Aguacate/palta en lajitas.
  • Tomates cherry picados por la mitad.
  • Cebolla roja caramelizada. Se pica la cebolla en rodajas finas y se pone en una sartén a fuego medio-bajo con un poco de aceite de oliva, por unos 8-10 minutos. Se le puede añadir una cucharada de azúcar morena (y un chorrito de vinagre balsámico, si les gusta el sabor) y se deja cocer por unos 8 minutos más, dependiendo de la textura que quieran conseguir.
  • Queso de cabra. Este queso es perfecto para acompañar vegetales al grill. Si consiguen uno suave, tipo para untar, mucho mejor.
  • Queso Port Salut. Este queso es una delicia: suave en textura y sabor, se derrite bien y no opaca el sabor de los vegetales.
  • Hongos portobello. Se marinan en vinagre balsámico, ajo, tomillo y sal por media hora y se ponen al grill a fuego medio-alto por 5-8 minutos por lado. Esta idea es tomada de aquí. Coronados con queso Emmental durante los últimos minutos de cocción, quedan alucinantes.


  • Pimentón / morrón rojo asado. Se lavan y parten los pimentones en cuatro, se quitan las semillas y se frota la piel con un poco de aceite de oliva. Se ponen con la piel hacia arriba en una bandeja y se meten al horno precalentado a 220ºC /430ºF por unos 20 minutos, o hasta que la piel esté chamuscada. A veces la piel sale fácil apenas se sacan del horno, pero si no es así, se pueden meter en una bolsa plástica y dejar «sudar» por unos 5 minutos. Al sacarlos, la piel debería salir fácilmente. Otra alternativa más rápida, si tienen cocina de gas, es quemar los pimentones directamente en la llama.
  • Berenjenas al grill, aliñadas con comino, páprika y orégano. Se pican las berenjenas en rodajas de ½ cm aproximadamente y se salpican con bastante sal. Se ponen en un colador a «llorar» por una media hora (deberían botar un líquido oscuro). Se enjuagan bien (de lo contrario quedan saladísimas) y se secan un poco con papel absorbente. Si tienen un grill, se ponen a fuego medio-alto hasta que se doran por cada lado. Si no, se puede hacer lo mismo en una sartén bien caliente con un chorrito de aceite de oliva. Una vez listas, se aliñan con comino, páprika y orégano (no les hace falta sal porque siempre absorben un poco). Si no tienen tiempo de «llorar» las berenjenas, no hay problema. Lo único es que quedan un poco más amargas y sí hay que añadirles sal a la hora de aliñarlas.
  • Calabacín / zucchini al grill, aliñado con albahaca, ajo y sal marina. Se pica el calabacín diagonalmente, en lajas delgadas, y se ponen al grill a fuego medio-alto (o en una sartén caliente con un poco de aceite de oliva) hasta que se doren por cada lado. Luego se aliñan con albahaca seca, ajo en polvo y sal marina.


Notas

  • Se pueden formar las hamburguesas y congelarlas sin cocinar, guardándolas en un tupper forrado con papel de cera / parafinado para que no se peguen.
  • En lugar de garbanzo, se pueden hacer con lentejas rojas (de esas pequeñitas que se cocinan volando). No hace falta pasarlas por el procesador; sólo hay que escurrirlas muy bien antes de mezclar con el resto de los ingredientes.  Tal vez se necesite un poco más de migas de pan para formar la masa adecuada.  Les recomiendo ir echándolo poco a poco hasta que la masa sea manejable.  En la foto de abajo, pueden ver unas hamburguesas hechas con una mezcla de garbanzos y lentejas rojas.

TABULE

El tabule (tabbouleh, tabouleh, tabuli, etc.) es una ensalada deliciosa del Medio Oriente.  En Venezuela las comunidades libanesa y siria son bastante grandes, así que no faltan los buenos restoranes de comida árabe.  Por lo que he leído, el tipo de tabule al que estamos acostumbrados tiende más a la versión libanesa, con más perejil que bulgur, y sin lechuga.  Sea como sea, aquí les pongo mi receta.  Como buena ensalada, todo es al ojo y al gusto del consumidor.  Nada mal para acompañar unas albóndigas con pita y salsa de yogur.
INGREDIENTES
 
Para 4 personas, aprox.
Perejil fresco (yo prefiero el rizado, no de hoja plana o italiano), un buen ramillete o dos
Menta fresca, al gusto
2 tomates, cortados mínimos
2 palitos de cebollín ó 1/4 de cebolla, picados muy fino
1/3-1/2 taza de bulgur (NO cuscús) ó quinoa (para la versión gluten-free)
Jugo de limón, al gusto
Aceite de oliva extra virgen, al gusto
Pimienta de Jamaica o guayabita (allspice), una buena pizca
Sal y pimienta, al gusto
Opcionales
Canela, una pizca
Rábano y/o pepino, picado muy fino
Lechuga romana, en tiras finas
  • En mi opinión, es esencial cortar todos los ingredientes lo más fino posible, pero debo confesar que ese es un fetiche personal.  A mí no me gustan las ensaladas con trozos vulgares de vegetales.  Lo más fácil para picar el perejil y la menta es usar una media luna o un cuchillo de chef (de los grandotes).
  • Como ya dije antes, yo prefiero el perejil rizado, y me gusta más que domine el sabor del perejil que de la menta, así que no le pongo demasiada.
  • Con respecto al tomate, no es mala idea cortarlo por la mitad y quitarle las semillas.  No hace falta exprimirlo todo, pero al eliminarle las semillas, luego no bota tanto líquido y el tabule se conserva fresco por más tiempo en la nevera.
  • La cantidad de cebollín o cebolla depende del gusto personal, como todo.
  • Para preparar el bulgur, basta ponerlo en un recipiente pequeño y apenas cubrirlo con agua hirviendo.  Dejar reposar por unos 10 minutos y luego, si no ha absorbido todo el líquido, escurrirlo bien en un colador fino, apretando con la parte de atrás de una cuchara.
    • Si van a hacer la versión gluten-free con quinoa, es preferible seguir las instrucciones del paquete. Usualmente es una parte de quinoa por dos partes de agua: rápidamente lavar la quinoa y escurrir. Poner quinoa y agua (y una pizca de sal), llevar a punto de ebullición, bajar el fuego y dejar hervir suavemente por unos 10 minutos (tapado). Pasado este tiempo, el agua debería haberse absorbido por completo y la quinoa debería estar al dente. Si todavía queda mucha agua, secar destapada, revolviendo constantemente para que no se pegue. Dejar enfriar y mezclar con el resto de los ingredientes.
  • Mezclar bien todo y aliñar con limón, aceite de oliva, sal y pimienta.  Si quieren darle ese toque que hace que sepa a restorán árabe, pónganle una buena pizca de pimienta de Jamaica (que es lo mismo que pimienta gorda, guayabita, malagueta, pimienta de Tabasco o, en inglés, allspice).
    • Si el gastrolector es de esos que se niegan a comprar especias para una sola receta porque después no saben en qué más usarlo, la guayabita es un ingrediente fundamental en casi todos los postres de Navidad y en muchos postres anglo (pasteles de manzana, pies de calabaza, tortas negras, etc.).  Es un tipo de pimienta, pero con un gusto más bien perfumado, como si fuera una mezcla de canela, clavos y nuez moscada.
  • Con respecto a los ingredientes extra, hay quienes le ponen al tabule un poquito de canela.  No queda nada mal…  También es usual incluir lechuga romana, muy fina.  Y con respecto al pepino y el rábano, ésa es simplemente una sugerencia no ortodoxa, en caso de que quieran una ensalada un poco más sustanciosa (aunque hay que decir que ya con el bulgur el tabule llena un montón).  En la foto de abajo pueden ver mi versión con rábano (para complacer a mi pequeño monstruo, que es amante de este tubérculo extraño).

 

CANELONES RELLENOS DE RICOTTA Y ESPINACA

Hay olores que me transportan a sitios y épocas.  No sé por qué, pero cada vez que hago canelones, de pronto tengo 7, 8 años y estoy en casa de mi tía abuela Rosa, maravillada con los rincones de una casa enorme que conocía poco.  Había un teléfono antiguo en la entrada, un piano en el estudio del tío Pepino, montones de libros en italiano que parecían más bien reliquias de museo, ¡había hasta una cascada en el jardín!  Pero a mí lo que más me gustaba era la cocina, llena de miles de ollas y ollitas, todas humeantes, todas llenas de olores distintos.  Cada vez que íbamos a visitar, tenía la certeza de que sirvieran lo que sirvieran, yo iba a alucinar.  Es extraño porque no era una niña glotona, ni estaba particularmente pendiente de la comida, pero había algo extraordinario en las manos de Mamaía que hacía que una salsa de tomate normal supiera completamente distinta.  En mi cabeza se formó la idea, entonces, de que ése era el sabor de Italia.  Miles de años después, aun habiendo vivido en la tierra de Dante, la sazón de Mamaía sigue siendo mi prototipo del gusto italiano.  Aquí les va un intento por reproducir esa sazón.

 
INGREDIENTES
 
Para 4-6 personas
 
Para el relleno de los canelones 
 
250 g cannelloni (unos 24 canelones)
500 g espinaca (congelada funciona también)
375 g ricotta / requesón
2 tazas (generosas) parmesano rallado
1 huevo grande
1 cebolla pequeña o media grande, picada fina
Nuez moscada, al gusto
Sal y pimienta blanca, al gusto
 
  • Cortar la cebolla en trozos pequeños.   En un sartén pequeño, con un chorrito de aceite de oliva, sofreír a fuego medio-bajo hasta que se marchite, cuidando que no se queme (unos 4-5 minutos).
  • En un recipiente mediano, batir ligeramente el huevo y condimentar con sal, nuez moscada y pimienta blanca.  Agregar la ricotta y batir un poco hasta mezclar bien.  Incorporar una taza del parmesano rallado, el sofrito de cebolla, y mezclar bien.
    • No recomiendo usar queso cottage porque tiene un toque ácido que le mata el sabor a la espinaca, y además es mucho más líquido que la ricotta. 
  •  Si utilizan espinaca fresca (baby spinach, como ven en la foto), no hace falta saltearla.  Así conserva más su valor nutritivo.  Sólo hace falta lavarla bien, escurrirla por completo y cortarla en tiras delgadas. Pero si utilizan espinaca congelada, les recomiendo pasarlas por sartén para eliminar toda la humedad. Esto lo pueden hacer una vez que terminen de cocer la cebolla.
    • La espinaca se podría sustituir por acelga, o también se puede experimentar con el relleno e incluir, por ejemplo, trocitos de tomate seco, hongos, cuadritos de jamón o prosciutto crudo, piñones tostados, etc.
 
 
 
 
Para la salsa de tomate 
 
2 latas (de 400 g c/u) de tomate (mejor si ya viene picado)
1 cebolla mediana
1-2 dientes de ajo
, machacados
Orégano o albahaca, al gusto
Sal y pimienta, al gusto
1/2 taza de vino tinto (si tienen alguna botella abierta)
Una pizca de azúcar, si el tomate está muy ácido
 
  • Cortar la cebolla en trozos pequeños y machacar el ajo. Sofreír la cebolla en un poco de aceite de oliva por 4-5 minutos a fuego medio bajo, removiendo constantemente para que no se queme, y luego añadir el ajo. Saltear por un minuto más y agregar el tomate (si viene entero, les recomiendo que lo machaquen un poco antes).
  • Condimentar al gusto con la hierba de su preferencia, sal y pimienta. También se pueden usar otras hierbas, en lugar de orégano: albahaca (mejor si está fresca), mejorana, perejil…
  • Ponerle un chorrito de vino tinto (si quieren). Probar y rectificar la sazón. A veces el tomate está muy ácido y hay que ponerle una pizca de azúcar para neutralizar un poco.
  • Revolver bien, tapar y cocinar por una hora a fuego medio-bajo. Una vez que se enfríe un poco, se puede poner en una licuadora o procesador para hacer una salsa más suave, sin trocitos.
 

Bechamel [opcional]

60 g mantequilla

2 cucharadas soperas de harina

3-4 tazas de leche

Nuez moscada, al gusto

Sal y pimienta, al gusto

Mozzarella, al gusto (unas dos tazas, rallado)

  • Se derrite la mantequilla en una olla mediana. Se agrega la harina y se mezcla bien con la mantequilla. Se cocina esta pasta por un par de minutos a fuego medio bajo, sin que agarre color, hasta que se cocine un poco la harina (esta pasta se llama roux, en francés).

  • A fuego bajo, se agregan dos tazas de leche fría, y se bate bien con un batidor manual, de manera que no queden grumos. Hay que batir bien y rápido, antes de que comience a espesar la mezcla. Luego se puede ir ajustando con más leche, a medida que espese. Al final, cuando ya rompa a hervir y lleguen a la consistencia deseada, pueden sasonar con sal, pimienta (preferiblemente blanca) y nuez moscada.
    • La regla básica para la bechamel es que si el roux está caliente, la leche debe estar fría. Si el roux está frío, la leche debe estar caliente. Si les queda grumosa, no pasa nada. Hagan trampa y usen un blender, o pásenla por un colador. La bechamel es una de las salsas básicas, pero tiene su truco técnico.
 Para armar los canelones

 

  • Seguir las instrucciones del paquete con respecto a la cocción de los canelones.  Es preferible conseguir esos que no hace falta cocinar previamente. Son mucho más fáciles de rellenar porque están firmes.  Hay una línea de Barilla al huevo que tiene unos canelones buenísimos.  Sí hay que hervirlos primero, por unos 4 minutos, pero no se ponen del todo aguados.
  • Para rellenar, se puede usar manga pastelera con un pico ancho.  Otra opción válida, contra todos los pronósticos, es rellenar cada canelón con una cucharita (esto si los canelones son de los que no hace falta precocinar).  Es un proceso lento, no es un plato que se pueda hacer  todos lo días, pero al final vale la pena el esfuerzo.  Con la cantidad de relleno de arriba, se pueden hacer los 24 canelones del paquete, pero sin atiborralos.  Si prefieren los canelones rellenos a reventar, tal vez sólo alcance para unos 18.  En todo caso, si les sobra mezcla, se puede refrigerar y utilizar luego para hacer una tortilla o una omelette de espinacas, por ejemplo.
  • Una vez rellenos los canelones, poner taza y media más o menos de la salsa de tomate en la base de un pyrex o refractario rectangular grande.  La idea es cubrir toda la base con una buena capa de salsa.
  • Luego acomodar los canelones en el mismo sentido.  En lo personal, yo prefiero que me quede una sola capa de canelones.  Echar otra taza y media (o más) de la salsa de tomate por encima de los canelones, y rociar con la taza de parmesano restante.
    • Una alternativa es hacer una bechamel y echar sobre los canelones, de modo que quede tomate por abajo y salsa blanca por encima.  En la foto abajo, pueden ver unos canelones con bechamel y mozzarella. De cualquier manera queda muy bien.
  • Hornear (en horno precalentado) a 180 ºC / 350 ºF / Gas 4 por unos 20-25 minutos (revisen las instrucciones de los canelones, en caso de usar esos que no requieren cocción previa).  Al sacar del horno, dejar asentar por unos 5-10 minutos, para que los canelones no se deshagan al servir.
 

En estas fotos pueden ver el proceso, utilizando unos canelones que no necesitan cocción previa. Las primeras fotos son con bechamel; las dos últimas (bastante feítas), solo con salsa de tomate.

PASAPALOS DE YUCA

Para los europeos, este «pasapalo» o tapa puede fácilmente estar en el Top 10 de cosas exóticas, cuando en realidad es una tontería.  Incluso en un lugar perdido y remoto como Dublín, la yuca (mandioca, casabe o casava) se consigue sin mayor dificultad en cualquier mercado asiático o caribeño (y no es tan cara, no más de 2 euros el kilo).  Para nosotros, criaturas del trópico, la yuca es acompañante indispensable en cualquier parrilla / asado / barbacoa.  También es alimento crucial para los indígenas que viven al sur del país, pero no me voy a poner antropológica.  Aquí les paso  entonces algunas recetas para preparar la yuca.  Disculpen si las explicaciones resultan muy obvias (las escribo pensando que el gastrolector jamás ha puesto una mano en este tubérculo espantoso).
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Curiosidad lingüística
En Venezuela llamamos pasapalos a los canapés o bocados que se sirven, por ejemplo, en las fiestas.  Su nombre da cuenta de la cultura chupística del venezolano (palo = copa, bebida).  De este modo, caerse a palos no es golpearse con un garrote, sino beber hasta ponerse bruto.  Los pasapalos sirven, entonces, para caerse a palos sin morir en el intento.
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INGREDIENTES
Agua
Sal, una buena cantidad
Yuca (la cantidad que quieran, sólo tengan en cuenta que rinde y llena un montón, y dura bastante)
¿Cómo escoger la yuca?  
Como buen producto sudaca o africano de poca exportación, no creo que haya muchos controles de calidad en las plantaciones, así que es bastante factible que la yuca que uno escoja, aunque por fuera se vea perfecta, tenga partes negras o dañadas por dentro.  Lo importante es que a la hora de escogerla, no tenga partes suaves o blandas.  La yuca tiene que estar firme de punta a punta.  En un demo de comida criolla que hicimos, la gente nos preguntaba cuál era el tamaño ideal.  La verdad, a mí me da igual que sea gruesa o delgada, larga o corta (no sabría decir cuál es más tierna), pero siempre trato de que sean del mismo grosor para que se cocinen uniformemente.
  • Hagan la receta que hagan, lo primero es pelar bien la yuca.  Yo utilizo un pelapapas firme, de hojilla gruesa (es mucho más fácil y seguro que hacerlo con cuchillo).  
  • Hay que pelarla bien, primero eliminando la cáscara gruesa y cerosa de afuera, y luego raspando una capa de color morado hasta llegar a la carne blanca.  Igual luego de hervir los trozos, si queda algo de cáscara, es bastante fácil pelarla porque se escama.
  • Si van a hacerlo por partes, les recomiendo tener un recipiente con agua fría a mano para ir metiendo los pedazos de yuca de modo que no se oxiden.
  • Una vez pelada la yuca, cortarla con un cuchillo grande y afilado en pedazos grandes (de unos 7-8 cm).
  • Poner a hervir suficiente agua como para que queden todos los pedazos de yuca sumergidos, con una buena cantidad de sal.
  • Hervir la yuca por unos 15-25 minutos, dependiendo de lo que se quiera hacer (ver más abajo).
YUCA FRITA
  • Para yuca frita, los pedazos tienen que quedar tiernos pero bien firmes.  Calculo que unos 15-20 minutos es suficiente, dependiendo del grosor de la yuca y lo tierna que esté.  Hay que ir  probando y pinchando con un tenedor para que no se pase de cocción.  Si queda muy aguada, no hay problema, ver recetas más abajo.
  • Una vez que tengan la consistencia adecuada, escurrir el agua y dejar enfriar un poco antes de manipular.
  • Revisar que no queden pedazos de concha duros, cortar los trozos por la mitad y desvenar.  En el centro de la yuca hay una vena fibrosa que hay que eliminar porque es dura.
  • Luego, cortar en tiras largas, tipo papas fritas gruesas.  En Nicaragua, por ejemplo, se comen la yuca así como queda después de hervirla.
  • Les recomiendo refrigerar antes de freír, para que queden bien firmes.
    • Según Tony Custer, los palitos se pueden congelar y luego se pueden echar a freír sin necesidad de descongelar antes.
  • Las pueden aliñar antes o después de freírlas.  Al igual que con las papas fritas, las opciones son infinitas: sal gruesa, ajo en polvo, romero, páprika, un toque de comino, perejil u orégano, alguna mezcla cajún, etc.  En mi casa trabajó una vez una señora que era la reina del ajo, y marinaba la yuca y la papa en una especie de mojo hecho con ajo fresco machacado, sal y aceite de oliva.
  • Freír en una buena cantidad de aceite por tandas (como se imaginarán, en el trópico no nos podemos dar el lujo de hacerlo con aceite de oliva, sino que lo hacemos con aceite de maíz o girasol).  Como ya la yuca está cocida, basta freírla hasta que esté dorada.  Sacar con una espumadera, escurrir el exceso de aceite y poner sobre papel absorbente.
  • Los palitos de yuca se pueden acompañar con cualquier salsa.  Más abajo pongo algunas opciones.
BOLITAS DE YUCA
  • Tanto para el puré como para las bolitas, tal vez unos 20-25 minutos sean suficientes, hasta que la yuca esté bien suave, casi deshecha.
  • Escurrir bien el agua, partir por la mitad y desvenar.  Todavía caliente, aplastar en un pasapuré (o en lo que usen para hacer puré de papas).  Mientras más calientes, más fácil machacarlas.   Salar al gusto.  Dejar enfriar un poco antes de formar las bolitas. 
  • Enharinar el mesón o la superficie donde vayan a poner las bolitas, y enharinarse bien las manos.  Sacar una cucharada de «masa» y formar las bolitas con las manos, compactándolas lo más posible.  Una alternativa es ponerles un cuadrito de queso en el centro (tipo mozzarella, queso paisa o algún queso que se derrita).  Esto es delicioso, pero les sugiero que primero le agarren el truco a formar las bolitas antes de ponerse a experimentar con rellenos.
  • Espolvorear con un poco de harina las bolitas y, al igual que con los palitos, es buena idea refrigerarlas antes de freír.
  • Poner a calentar una buena cantidad de aceite y freír por tandas uniformemente hasta que las bolitas estén doradas.  Escurrir el exceso de aceite y poner sobre papel absorbente.
PURÉ DE YUCA
Para el puré, son los mismos pasos que arriba:
  • Hervir la yuca por 20-25 minutos, hasta que esté bien suave, casi deshecha.
  • Escurrir bien el agua, partir por la mitad y desvenar.  Todavía caliente, aplastar en un pasapuré (o en lo que usen para hacer puré de papas).  Mientras más calientes, más fácil machacarlas.   
  • Ponerle una buena cantidad de mantequilla, salar al gusto, y si quieren un puré más cremoso, ponerle un chorrito de leche (o, mejor aún, crema de leche).  
  • Se le puede poner un toque de nuez moscada o ajo en polvo.
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SALSAS PARA ACOMPAÑAR
Guasacaca
Guasacaca es el equivalente venezolano del guacamole mexicano.  Aquí les paso mi versión personal.
2 aguacates / paltas, bien madur@s
Jugo de un limón (más o menos, dependiendo del gusto)
Aceite de oliva, un chorrito
1 tomate grande, picado en cuadritos pequeños
Cebollín / cebolleta, 1-2 palitos (al gusto)
Cilantro / culantro, picado fino
Ajo en polvo, al gusto
Sal y pimienta, al gusto
  • Pelar los aguacates y quitarles la semilla (hay gente que la pone en agua para que el aguacate no se ponga negro, pero quién sabe… con el aguacate hay un millón de rituales extraños…).  Lo más fácil es ir machacándolos junto con el jugo de limón (que se pone a discreción, dependiendo de cuán ácida les guste la guasacaca) y el aceite de oliva.  
  • Una vez bien machacados los aguacates, incorporar el tomate, cebollín, cilantro y las especias.  Mezclar bien.
  • Como verán, no hay nada científico en esta receta.  Todo es al gusto.  La cantidad de aceite, por ejemplo, depende de lo cremoso que esté el aguacate.  Si está un poco seco, el aceite sirve para darle una textura más sedosa.  
  • Se podría poner ajo machacado, pero el ajo en polvo tiene un sabor más sutil que no opaca al del aguacate.
  • Hay gente que no machaca el aguacate, sino que lo pone en cuadritos.  Yo lo machaco para que sirva de dip.
  • Se puede sustituir el cebollín por cebolla, por supuesto.  Yo prefiero el sabor más suave del cebollín.
 
Mojo andino
Esta salsita es la especialidad de mi tía Elia, en Mérida (Venezuela). Parece sencilla, pero tiene su truco.  Si no les sale a la primera, no se desanimen. 
1-2 dientes de ajo, machacados
1 cebolla mediana, picada muy fina en cuadritos
2-3 ajíes dulces, sin semillas y picados muy finos
2-3 tomates, pelados y sin semillas, cortados en cuadritos pequeños
3-4 huevos, previamente batidos
2 tazas de suero de leche (o crema de leche, si no consiguen suero; o leche, si lo quieren hacer light)*
Cilantro picadito, 2-3 ramitas (al gusto)
Sal y pimienta, al gusto
  • En un recipiente mediano, batir bien los huevos (no es necesario hacerlo con batidora eléctrica, pero sí tienen que estar bien batidos).  Agregar el suero y mezclar bien. Reservar. 
    • El suero que pide esta receta no es el suero común que resulta cuando se corta la leche.  Es más bien tipo el buttermilk en el mundo anglo.  Si no están en Venezuela, pueden sustituirlo por crema de leche o buttermilk
    • La tía Elia dice que ella usa 2 huevos por cada taza de líquido, pero como aquí los huevos son enormes (yo suelo comprar los large), le pongo menos.
      • En una sartén a fuego medio-bajo, sofreír en un poquito de aceite el ajo, la cebolla y los ajíes hasta que estén bien tiernos, unos 7-8 minutos.  Agregar el tomate y seguir sofriendo por unos minutos más, hasta que se merme un poco el líquido y se deshaga el tomate.
        • Si no consiguen ají dulce, que es igual al habanero pero no pica, se puede eliminar o sustituir por un cuarto de pimentón / morrón amarillo.
      • Bajar el fuego más aún (a lo más bajo que se pueda) y salpimentar al gusto.
      • Para que el mojo quede líquido y el huevo no se solidifique y quede tipo revuelto, primero hay que temperarlo.  A la mezcla de huevo batido y suero se le agrega una cucharada del sofrito caliente y enseguida se revuelve muy bien hasta que todo esté bastante homogéneo.  Esto se repite un par de veces más, mezclando bien cada vez.  En este punto, el huevo debería estar lo suficientemente caliente como para no compactarse al incorporarlo a la sartén.
      • Revolver constantemente, mezclando bien con el sofrito restante.  Cocer por unos 3-4 minutos, agregar el cilantro y servir tibio.
    Salsas peruanas
    En Perú la yuca también es bastante popular.  Aquí les paso unas recetas tomadas de El arte de la cocina peruana, de Tony Custer.
    Huancaína
    1/2 taza cebolla roja, picada fina
    1 cucharadita de ajo en polvo
    2 cucharadas de aceite
    5 ajíes amarillos, sin venas ni semillas y cortado en trozos
    3-4 galletas soda
    1/4 taza de queso blanco/fresco, rallado
    1 taza de leche evaporada
    • En una sartén, calentar el aceite y saltear a fuego medio la cebolla, el ajo y el ají hasta que la cebolla esté transparente, entre 3 y 5 minutos.
    • El ají amarillo se parece al ají dulce venezolano (pero con un toque sutil de picante).  Si están en Venezuela, usar 5-6 ajíes dulces y uno picante.  Si están en otras latitudes y no consiguen el ají amarillo, tal vez se pueda conseguir un sabor parecido con una mezcla de pimentón / morrón amarillo y algún ají/chile picante, tipo poblano o tailandés.
    • Licuar o procesar todos los ingredientes (echar más aceite si quieren una textura más sedosa, o más galleta de soda si quieren espesar un poco más).  
    • Si no consiguen queso blanco o fresco, sustituir por feta, pero reducir un poco la cantidad.
    • Se puede servir tibia o fría.  Da para taza y media de salsa, aproximadamente.
    • Con unas papas hervidas o al vapor (coronadas con huevo duro y aceitunas negras), tienen el famoso plato peruano de las papas a la huancaína.
    Jalpahuaica
    1 ají rocoto, sin venas ni semillas
    2 tomates grandes, sin semillas
    2 cucharadas de aceite
    2 cebollines / cebolletas
    Jugo de un limón
    Sal, al gusto
    • El ají rocoto se llama forote en los Andes venezolanos.  Tiene forma de tomate y es bastante picante, pero de un sabor intenso.  No sé cuál es el equivalente en mexicano, pero supongo que se podría usar poblano también.
    • Se pueden licuar todos los ingredientes, o cortar finos y mezclar bien.  Para acompañar los palitos de yuca, es preferible tener una salsa líquida.  Da para 1 taza más o menos.

    ESPÁRRAGOS CON SALSA JAPONESA

    Esto en un invento basado en una receta de Cocina japonesa para dos, de Kurumi Hayter (Könemann).  La salsita, llamada ponzu, se usa para aliñar ensaladas, vegetales al vapor, sashimi, o carnes al grill.  En este caso, decidí espesarla un poco para echarla sobre los espárragos, pero la original no lleva maicena (y tampoco hace falta cocinarla).

    INGREDIENTES
    Para 4 personas
    2 paquetes de espárragos
    Semillas de sésamo / ajonjolí, tostadas
    Ponzu
    6 cucharadas de salsa de soya
    2  cucharadas de jugo/zumo de limón (del verde)
    2 cucharadas de vinagre (preferiblemente de arroz, si no blanco)
    2 cucharadas de mirin (vino de arroz, bastante dulzón, típico de la cocina japonesa)
    1 cucharadita de caldo japonés en polvo (ó 1/2 cucharada de salsa de pescado)
    1 cucharadita de maicena
    • Lavar y cortarles la base dura a los espárragos.  Poner a hervir bastante agua en una olla.  Idealmente, la olla debería ser profunda, de manera de poder poner los espárragos parados, con la punta fuera del agua.  El vapor es suficiente para cocinarlas, para que así no queden más aguadas que el resto del espárrago.  Igual, si ponen a hervir agua en un sartén más o menos profundo, no pasa nada.  El truco es no sobrecocinarlos para que queden crujientes.  Yo diría que unos 4-5 minutos, dependiendo del grosor.  El agua se puede salar o no,  al gusto personal.  Un truco para que los espárragos no se sigan cociendo con su propio calor, es pasarlos por agua fría una vez que se saquen de la olla.
    • Mientras tanto, mezclar bien todos los ingredientes para el ponzu en una ollita.  Diluir la maicena mientras estén fríos (o ambiente).  Si el líquido está tibio, se van a formar grumos.  Poner sobre fuego bajo, revolviendo constantemente hasta que empiece a espesar.  Retirar del fuego.
    • Poner los espárragos en el plato de servir, rociar con el ponzu y echar las semillas de sésamo / ajonjolí por encima (para tostarlas, basta con echarlas en un sartén bien caliente, sin aceite, hasta que empiecen a saltar).  Este plato queda bien tibio o frío.
    La foto es nefasta, pero al menos da una idea de cómo se ve el plato…

    PASTA CON HARISSA Y ESPINACAS

    Esta receta es poco convencional, pero vale la pena probarla. Es una manera distinta de comer pasta y espinacas. La saqué (aunque modificada) del blog de Heidi Swanson, 101 Cookbooks, altamente recomendado.


    INGREDIENTES

    Para 4 personas

    3 dientes de ajo medianos, pelados
    Sal al gusto
    ¼ taza aceite de oliva extra virgen
    2 cucharadas harissa (en pasta)*
    250 g pasta integral (o normal, da lo mismo)
    1 paquete pequeño de espinacas, bien lavadas y sin venas
    ½ taza de aceitunas negras sin semilla, cortadas o lajeadas
    ½ taza de piñones, tostados
    Ralladura de 1 limón

    • Poner a hervir bastante agua en una olla grande.
    • Mientras tanto, machacar los ajos con una buena pizca de sal hasta formar una pasta (esto se puede hacer en la tabla de cortar, usando la hoja del cuchillo, o con un mortero). En un recipiente pequeño, echar esta pasta y mezclarla con la harissa y el aceite de oliva.
    • Salar el agua de la pasta y cocinarla como lo indique el paquete. Justo antes de que esté lista, agregar las espinacas al agua y contar hasta diez. Colar y apartar.
    • En la olla de la pasta, calentar la pasta de harissa y ajo, agregar la pasta con la espinaca, las aceitunas negras, los piñones (previamente tostados**) y la ralladura de limón. Revolver bien y servir caliente***.

    Notas extra:
    * Creo que ya en alguna otra crónica he hablado de la harissa, pero aquí va de nuevo una breve explicación: se trata de una pasta típica del Norte de África, hecha con ajíes / chiles piri piri (que en Venezuela conocemos como chirere o, menos ortodoxo, pinga e’mono), tomate, páprika y especias. Se usa para condimentar o marinar, y el nivel de picante varía de receta en receta. Usualmente se consigue en tubo o en frasco en tiendas árabes.

    ** Para tostar los piñones, calentar bien un sartén pequeño y echar los piñones (sin aceite), revolviendo constantemente, hasta que se doren. Alternativamente, esparcirlos en una bandeja y hornearlos por varios minutos.

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    Si sienten que la mezla de ajo y harissa es muy espesa y no va a impregnar bien toda la pasta, pueden reservar un cuarto o media taza del agua a la hora de colar la pasta, y utilizarla para diluir un poco el aliño.