Torticas de pescado

Esta receta está basada en la primerísima que publiqué en este blog, las tortas de salmón. Se pueden hacer con cualquier pescado (a mí en lo personal me gusta usar pescado blanco), y es bastante versátil porque, dependiendo de lo que haya en la nevera, se puede moldear y dar un toque asiático (tipo las tradicionales fish cakes tailandesas), o tal vez jugar con sabores más indios (poniéndole un toque de garam masala, por ejemplo), o mediterráneos (poniéndole za’atar y eneldo, en lugar de cilantro y comino).

INGREDIENTES

(Para 4-5 personas)

300 g halibut (rodaballo o hipogloso en español)*

3-4 papas grandes (ver abajo para explicación más detallada sobre el tipo de papa)**

1 huevo

1 ají/chile tipo tailandés rojo, picadito

1 buen trozo de jengibre (3 cm), rallado

2-3 palitos de cebollín / cebolleta, cortad@ muy fino

Cilantro fresco, al gusto

2 cdas de semillas de cilantro, tostadas y machacadas

1 cucharada de semillas de comino, tostadas y machacadas

1 cdta de cúrcuma en polvo

1 cda de pasta de curry rojo (o al gusto)

  • Lo primero es chequear que el pescado no tenga espinas, para evitar sorpresas después. Luego se pone a hervir con un poco de agua. Si quieren guardar el caldo para hacer sopa o risotto, por ejemplo, pueden poner un trocito de jengibre, cebollín, un diente de ajo, etc. Por regla general, yo no suelo salar los caldos, de manera que si los utilizo después para otra cosa, pueda controlar bien el nivel de sal. Dependiendo del grosor de los filetes, el pescado se puede hervir entre 15-20 minutos. Una vez listo, se cuela bien y se desmenuza (chequeando de nuevo que no haya ninguna espina en el proceso). El caldo se guarda o se descarta, como quieran.
    • *Sobre el tipo de pescado. Aquí me van a tener que perdonar. Los tipos de pescado son un misterio en cada dialecto del español (e incluso en inglés). En estas latitudes compro halibut, John Dory o pangasius (también conocido como basa, que es un tipo de catfish o bagre típico del Sureste Asiático). Como dije en la intro, prefiero pescados blancos, pero lo dejo a criterio de cada quien. Estos que les nombro suelen ser fáciles de desmenuzar.
  • Mientras hierve el pescado, se pueden ir asando las papas. Pueden hacerlo en el microondas, al horno o hervidas.
    • **Sobre el tipo de papas. La discusión se puede tornar casi teológica. Que si waxy, que si starchy, que si papas nuevas, que si papas viejas… Básicamente, hay dos grandes categorías: las papas bajas en almidón (waxy), y las papas más harinosas (floury o starchy). Las bajas en almidón conservan mejor su forma al ser cocinadas, las otras se deshacen; por lo tanto, unas son mejores para cacerolas, las otras para purés, etc. Pueden leer en este link la diferencia entre cada tipo, y qué papas en particular pertenecen a cada rubro. Aquí, en resumidas cuentas, les sugiero una papa más harinosa pero, sobre todo, les recomiendo que cuiden en método de cocción.
    • Al microondas: lavar bien las papas y pincharlas por todos lados con un tenedor. Poner en el microondas a la máxima potencia e ir dándole toques de 3 minutos por de cada lado. Calculo (dependiendo del tamaño y de la potencia del microondas), que una papa mediana puede estar lista en unos 9-12 minutos. Para saber, basta con pincharlas y ver si ya están suaves. Más fácil que pelarlas enteras, se pueden cortar por la mitad, y sacar con una cuchara. Machacar bien. La ventaja del microondas es que el puré no va a estar aguado.
    • Hervidas: pelar las papas y cortarlas en cuartos (o trozos grandes). Ponerlas en una olla apenas cubiertas de agua y poner al fuego. Llevar a un hervor y bajar a fuego medio. Cocinar hasta que estén suaves. Colar bien y machacar. Si sienten que tienen un montón de humedad, siempre pueden secarlas un poco en una sartén una vez que las machaquen.
    • Al horno: pues igual que al microondas. Lavar bien, pinchar, poner en una bandeja y asar al horno a 170 °C / 340 °F, tal vez entre 15-20 minutos o hasta que estén suaves.

  • En un bowl amplio, batir el huevo y agregar los vegetales cortados, la pasta de curry y las especias. Agregar el puré de papas y el pescado desmechado. Sazonar con sal y combinar sin sobremezclar. Probar para ajustar la sazón. Si les gusta el toque cítrico, pueden ponerle ralladura de limón.
    • Para tostar el cilantro y el comino, pueden usar una ollita o sartén pequeña a fuego medio, poner las semillas e ir moviendo constantemente, hasta que desprendan olor y se vean ligeramente tostadas. Como siempre, si se les pasa la mano, es preferible botarlas y empezar de nuevo. Las especias quemadas le dan un sabor amargo a la comida. Una vez listas, machacarlas con un mortero (no importa que no queden perfectamente pulverizadas).
  • A mí me gusta dejar esta mezcla reposando en la nevera por algunas horas, pero si no tienen tiempo, no pasa nada. Con las manos húmedas, ir haciendo torticas pequeñas (que son más fáciles de manipular a la hora de cocinar).
  • En una sartén a fuego medio, poner un toque de aceite de coco (para un sabor asiático), tostar las torticas por lado y lado hasta que estén doradas. Dependiendo del tipo de papa que utilicen, la consistencia va a ser más sólida o más delicada. Esto lo van a notar sobre todo a la hora de cocinar, por eso les aconsejo no llenar demasiado la sartén, para que tengan espacio para maniobrar. Para torticas pequeñas, como las que ven en las fotos, bastan unos 2-3 minutos por lado.
  • Estas torticas van súper bien con una ensalada ligera, con algún aderezo limonoso.
  • ¿Hicieron un montón y no saben qué hacer con ellas? ¿Se pueden congelar? Bueno, la respuesta no es tan sencilla. La papa no suele ser buena amiga del freezer. Mi recomendación es que las cocinen todas, y que las congelen ya listas, en capas separadas con papel antiadherente. Para descongelar, dejarlas afuera un rato y recalentar en sartén, para que recuperen su toque crujiente por fuera (probablemente recalentadas en air-fryer también queden bastante bien).

Chili con / sin carne

Este plato es un éxito cuando hay que alimentar a un ejército, cuando hay poco tiempo para cocinar, cuando hay niños en el panorama, para llevar a potlucks o reuniones, para cocinar en cantidades industriales y congelar, etc. etc. etc. Olvídense de los chilis con carne flotando en grasa de los diners americanos. Aquí les pongo dos versiones: la tradicional con carne, y la vegetariana. El nivel de picante lo controlan ustedes (no me importa ofender a los puristas 😆).


INGREDIENTES

(Para unas 6 personas)

2 cebollas medianas, cortadas en cuadritos
1 pimentón verde grande, cortado
2-3 palitos de célery/apio, cortados
3 dientes de ajo machacados
2-3 cdas pasta de tomate
500 g carne molida / 1 coliflor grande para un chile sin carne, cortado pequeñito (tipo coulirice)
2×400 g latas de tomates (no entero, sino en pulpa)
Pimienta Cayena
Orégano
Perejil (puede ser seco o fresco)
Páprika
Pimienta negra
Comino en polvo
Sal
Lata de frijoles rojos
Tabasco o salsa de chipotle 

Para servir:

Queso cheddar, rallado

Totopos / tortilla chips

Crema agria / Sour cream

Aguacate

  • En una buena olla de fondo grueso, echar un chorrito de aceite (de oliva o de canola) y sudar la cebolla, el célery y el pimentón hasta que se suavicen. 
  • Agregar el ajo y la pasta de tomate. Dejar caramelizar un poquito.  
  • Agregar la carne molida y revolver hasta que la carne cambie de color (es decir, que pierda su color rosado).
    • Como pueden ver, el nivel de grasa de este plato lo pone la calidad de la carne que usemos. Si quieren usar una carne bastante magra, buenísimo. No afecta ni la humedad ni el sabor final.
  • Añadir las latas de tomate y sazonar al gusto. Dos latas hacen que quede bastante líquido, pero me gusta reducirlo por un buen rato  para que el sabor quede más intenso. Dejar mermar a fuego medio bajo hasta que se haya evaporado casi todo el líquido.
    • Recuerden que tanto la cayena como la páprika son picantes. Aquí es donde pueden controlar el sabor. Si aguantan y les gusta el picante, también se le puede poner chipotle en adobo picadito, o agregar aros de jalapeño a la hora de servir.
    • Para la versión vegetariana, invertir el orden: agregar primero una lata de tomate (dos latas es demasiado), reducir un poco el líquido por unos 10-15 minutos a fuego medio bajo, y luego agregar el coliflor y cocinar por unos minutos más, de modo que mantenga cierta consistencia.
    • Otra alternativa es ponerle quinoa, en lugar de (o junto con) coliflor. Les sugiero preparar la quinoa aparte, siguiendo las instrucciones del paquete, y luego agregarla una vez mermado un poco el tomate. Usar quinoa es una alternativa buenísima, porque rinde un montón y absorbe todos los sabores súper bien.
  • Agregar la lata de frijoles (bien colada) y revolver por algunos minutos. 
  • Echar unas goticas de Tabasco (o salsa de chipotle, para un sabor más ahumado), probar y ajustar la sazón. 
  • Servir con un buen cheddar fuerte rallado y algunos totopos o chips. A mis niños les gusta también con un toque de crema agria, y aguacate.

  • Nota final. Como puse en la intro, el chili con carne es buenísimo para congelar. De hecho, hasta diría que es de esos platos que mejora con el tiempo. También es súper versátil para llevar como almuerzo al colegio.

BÁNH MÌ (SÁNDWICHES) VIETNAMITAS DE POLLO CON LEMONGRASS

Creo que el primer recuerdo de ciertos platos es un tema recurrente en estas Gastrocrónicas. La memoria visual es poderosa, pero hay pocas cosas tan placenteras como evocar olores y sabores. Bánh mì significa pan, y la palabra se usa para referirse a estos sándwiches maravillosos que fusionan sabores asiáticos con elementos occidentales, tal como es la cocina vietnamita. Estos sándwiches ya son un clásico en la casa. Los conocí en un food truck en Bangkok, y luego los probamos en Hanoi y en Hoi An. Esta es mi versión casera, buscando evocar esos recuerdos originales.

El sabor principal viene del lemongrass, conocida en español como limonaria, limoncillo, malojillo, citronella etc etc. Para más información, aquí está el link a Wikipedia.

Cuando compren la hierba, les recomiendo agarrar el palito y machacarlo un poco con el mango del cuchillo para «activarle» el sabor. Usualmente hay que quitarle la capa exterior y solo utilizar la parte blanca interna. Las capas más gruesas se pueden guardar (congeladas) para hacer sopas asiáticas tipo tom yum.

Sin más preámbulos…

INGREDIENTES

Pollo con lemongrass

Salsa de pescado

Salsa de soya

Azúcar de palma o morena

Cebolla morada o echalote (shallot)

Ajo

Jengibre fresco

Lemongrass

Ají/chile picante en polvo (también podría ser fresco, por qué no)

Cúrcuma (fresca o en polvo, para dar color)

Pechugas de pollo, cortadas en tiras finas

Aceite de canola, para sofreír el pollo

Las cantidades son al ojo. Tiene que haber un balance entre la sal de la salsa de pescado y la soya, el dulzor del azúcar, y los aromas del jengibre y el ajo, pero sin duda lo que tiene que predominar es el lemongrass. ¡No escatimen! El pollo tiene que quedar bien gustoso.

Pueden fajarse a cortar todo pequeñito, o pueden meter todos los ingredientes (excepto el pollo, claro está) en un procesador. Combinar con las tiritas de pollo y dejar marinar por varias horas (preferiblemente unas 24 horas).

Daikon encurtido

1 daikon o rábano blanco grande

1 cucharada de sal

1/2 taza vinagre de arroz

1/2 taza de agua

1/4-1/3 taza de azúcar blanca (esto depende del gusto personal. Yo me inclino por 1/4)

1/2 cdta de cúrcuma en polvo

Pelar y cortar el daikon en tiritas muy finas, poner en un colador y rociar la sal por encima. Dejar llorar por 45-60 minutos.

Poner el resto de los ingredientes en una olla y llevar a un hervor.

Exprimir el daikon (sin enjuagar) y poner en un frasco esterilizado. Echar el líquido caliente y embotellar. Una vez frío, el frasco se puede meter en la nevera y estos encurtidos duran una eternidad.

Zanahorias encurtidas

1 taza de agua

2 tazas de vinagre blanco

1/4 taza azúcar

1 1/2 cda sal

1 cdta semillas de comino

1 cdta semillas de mostaza

1 1/2 cdta semillas de cilantro

1 hojita de laurel

2 ramitas de tomillo

1 pedazo de cáscara de naranja

1 palito de canela

300 g de zanahorias

Pelar y cortar las zanahorias en tiritas finas. Meterlas en un frasco esterilizado.

Versión rápida: Combinar todos los ingredientes (excepto las zanahorias) en una olla y hervir a fuego lento por 10 minutos. Verter el líquido caliente en el frasco y embotellar.

Versión pro: Poner a calentar la olla y echar primero las semillas hasta que empiecen a saltar (sin quemar). Esto mejora sustancialmente el sabor. Una vez que estén tostadas (basta con saltearlas unos segundos), agregar el resto de los ingredientes. Si tienen cocina de gas, quemar un poco el palito de la canela antes de agregar al líquido. El resto es igual: hervir suavemente por 10 minutos y echar este líquido al frasco de zanahorias.

Como el daikon, una vez enfriado, el frasco se puede refrigerar y dura un montón en la nevera.

Para ensamblar

Baguettes

Mayonesa

Pollo al lemongrass

Cebollín, picadito

Daikon encurtido

Zanahorias encurtidas

Pepinos, cortados en lajitas

Albahaca Thai (o albahaca normal)

Cilantro

Menta vietnamita (o menta normal)

Salsa Sriracha

Red nuoc cham (salsa tailandesa agridulce), opcional

Saltear el pollo en un wok o sartén bien caliente con un toque de aceite de canola.

No hay mucha ciencia a la hora de ensamblar estos sándwiches. Mi único consejo es que no escatimen en la cantidad de hierbas. Pónganles un buen manojo y ya verán la diferencia.

Originalmente, llevan albahaca tailandesa, que es mucho más fragante que la que se usa en la cocina italiana. Lo mismo con la menta vietnamita. Pero si estas hierbas asiáticas no se consiguen, se pueden sustituir sin problema. No dejen de ponerles cilantro también. Y un buen toque de salsa sriracha 🤤

VEGETALES y TOFU AL WOK

OK, está claro que esta semana los ingredientes de moda son el tofu y el kimchi. Aquí va otra receta muy fácil (y muy parecida a la anterior, pero sin arroz), ya que estoy en la onda meatless & low carb. A ver cuánto me dura… La idea es apenas saltear los vegetales para que queden crujientes y conserven su valor nutricional al máximo.

 

INGREDIENTES

Tofu, cortado en cubos

Bok choy / Pak choi, cortado en tiras (separar el tallo y las hojas)

Zanahoria, pelada y cortada en cuadritos finos

Cebolla, cortada en trozos pequeños

Aceite de sésamo / ajonjolí

Salsa de soya

Kimchi, para acompañar

 

  • Comenzar por marinar el tofu con un chorrito de aceite de sésamo y salsa de soya, mientras se cortan y saltean los vegetales.

 

  • En un wok bien caliente, con un chorrito de aceite de sésamo, saltear la cebolla, la zanahoria y los tallos del bok choy hasta que comiencen a estar tiernos. Hacia el final de la cocción, agregar las hojas (que se cocinan volando), y agregar un chorrito de salsa de soya para sazonar. Si no consiguen bok choy, pueden usar repollo chino (nappa cabbage) o acelgas. También pueden incluir brócoli, rábano blanco o cualquier otro vegetal de su preferencia. Jueguen con el grosor de los vegetales de manera que la cocción sea rápida y pareja. Una vez listos, reservar en un plato.

 

  • En el mismo wok, saltear los cuadritos de tofu hasta que estén dorados por fuera. No demasiado tiempo para que se mantengan suaves por dentro. Mezclar con los vegetales y servir inmediatamente. Acompañar con kimchi.

 

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ARROZ FRITO CON KIMCHI

Este es el típico plato de sobras que le gusta a todo el mundo. En este caso lo preparé con tofu, pero si tienen alguna pechuga de pollo por ahí, o tal vez cerdo, también quedaría bien.

 

INGREDIENTES

Para 4 personas

Unas 4 tazas de arroz cocido

Tofu firme, cortado en cubos (la cantidad depende de cuánta proteína quieran ponerle a su plato, pero calculo que tal vez 250 g sea suficiente)

1 cebolla mediana, cortada en cuadritos (blanca o morada, como quieran)

1 zanahoria grande, cortada en cuadritos finos

Kimchi, al gusto, cortado en cuadritos

Salsa de soya

Aceite de sésamo/ajonjolí

 

  • Mezclar un poco de salsa de soya con un toque de aceite de sésamo, y poner a marinar el tofu en la mezcla.

 

  • Mientras el tofu se marina, saltear la cebolla y zanahoria en un wok bien caliente, con un toque de aceite de sésamo (no abusar con este aceite, porque el sabor es realmente fuerte), revolviendo constantemente. La idea es que los vegetales se suavicen ligeramente, pero que queden crujientes. Hacia el final de la cocción, aderezar con un chorrito de salsa de soya, revolver bien y reservar en un plato aparte.

 

  • En el mismo wok, todavía bien caliente, saltear el tofu hasta que quede dorado y crujiente por afuera, pero aun suave por dentro (si lo saltean por mucho tiempo, se encoge y queda muy seco).

 

  • Bajar el fuego, agregar los vegetales, el arroz y el kimchi cortado. Mezclar bien, probar y ajustar la sazón. Si sienten que le falta sal, pueden poner un poco más de salsa se soya.

 

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RATATOUILLE

Ya el gastrolector asiduo se podrá imaginar cuál es mi película de Pixar favorita…  En estos días la estaba viendo por enésima vez con los enanos y de pronto pensé que nunca había hecho ratatouille.  Al menos no conscientemente (creo que todo el mundo, en algún punto, debe haber salteado esta combinación de vegetales).  Investigando un poco, leí que la versión que presentan en la película es la de un chef americano llamado Thomas Keller, dueño de restorán The French Laundry, en California.  Keller fue consultor para Pixar y los ayudó a diseñar este plato que es, a su vez, inspirado en la versión de uno de esos chefs míticos franceses: Michel Guérard.  Guérard lo bautizó como confit byaldi, y difiere del ratatouille clásico en que no hay que freír los vegetales antes de hornearlos, y en que no se cortan en trozos, sino que se lajean.  La contribución de Keller es que en lugar de usar una salsa de tomate tradicional, hace una piperrada (la salsa vasca que lleva tomate, pimientos, ajo y cebolla) que pone por abajo, y luego salpica los vegetales con una vinagreta balsámica.

Como pueden ver, este plato tan intrínsecamente francés, no es tan francés después de todo.  Nada más en España hay un montón de versiones autóctonas (pisto manchego, tombet, samfaina, etc.).  Aquí les va, entonces, mi propia interpretación, tratando de imitar la presentación de Remy.

INGREDIENTES
Aceite de oliva
1/2 cebolla grande ó 2 chalotes / escalonias / shallots grandes, cortada en cuadritos pequeños
2-3 dientes de ajo, machacados
1/2 pimentón / morrón rojo, picadito (opcional)
2 latas (de 400 g c/u) de tomates picados
1 hoja de laurel
Mejorana, al gusto
Sal y pimienta negra, al gusto
1 calabacín / zapallito verde mediano
1 calabacín amarillo mediano
1 berenjena mediana
3 tomates (tipo perita) grandes
Sal gruesa y pimienta negra recién molida
Mejorana, al gusto
Aceite de oliva extra virgen
  • Empezar por preparar la salsa.  Hay que decir que en algunas recetas sugieren que se ponga cruda, pero yo prefiero el sabor más completo y maduro de la salsa cocida.  Igual no hay que dejarla al fuego por horas, porque se va a terminar de cocinar al horno, pero se puede ir haciendo mientras se cortan los demás vegetales.
  • Calentar un chorrito de aceite de oliva en una olla mediana a fuego medio alto.  Echar las cebollas y ajo machacado, y saltear por unos 4 minutos hasta que las cebollas (o chalotes) se marchiten, revolviendo bastante para que el ajo no se queme.  Agregar el pimentón (si lo van a incluir) y seguir salteando por 4 minutos más, hasta suavizar.
    • Arriba pongo el pimentón como opcional por varias razones: el ratatouille original sí lleva pimentón, y en la piperrada vasca es ingrediente fundamental, pero a veces el exceso de pimentón en un plato puede llegar a aburrir (y hay gente a la que le cae pesado), así que lo dejo a su criterio.
  • Agregar los tomates, la hoja de laurel, la mejorana, sal y pimienta.  Llevar a un hervor y bajar un poco el fuego.  Dejar cocer tapado por una media hora, mientras cortan los vegetales y preparan el molde.
    • Sobre la mejorana: se puede sustituir por otras hierbas, dependiendo del gusto que le quieran dar a la salsa.  Pueden usar a su primo el orégano, o pueden poner albahaca o tomillo (cuidado con éste último, que es más fuerte y puede cansar un poco si echan demasiado).
  • Mientras la salsa se cocina, cortar papel encerado / parafinado / para hornear del tamaño del interior del molde que vayan a usar.  Como pueden ver en las fotos, tuve que usar dos moldes distintos porque calculé mal y me sobraron muchos vegetales.  Creo que las cantidades de arriba son perfectas para uno de esos pyrex rectangulares grandes (20×32 cm / 8×13″). La manera más fácil de cortar el papel es haciendo un patrón con el molde volteado.  Luego recortarlo 1 cm más pequeño, más o menos.  El papel debe cubrir todo el contenido, de manera que no se escape demasiado vapor y los vegetales se cocinen bien.
  • Con respecto a los vegetales: hay gente que incluye zanahoria, pero a mí no me cuadra en absoluto la textura con el resto de los ingredientes.  Lo ideal es que consigan todos los vegetales más o menos del mismo grosor de manera que, al rebanarlos, cada pedazo sea igual.  Como pueden ver abajo, la berenjena que tenía era demasiado gruesa y descuadró el patrón por completo.
  • Rebanar finamente cada uno de los vegetales.  Para esto pueden usar una mandolina pero si no tienen, no pasa nada.  Basta con tener un cuchillo afilado, buen pulso y paciencia.  El grosor depende del gusto personal.  Imitando a Remy, yo los corté muy finos (no más de 3 mm).
    • Gastrocuriosidad: El filo de un cuchillo se mide perfectamente no con los vegetales duros, sino con el tomate.  Si el cuchillo está bien afilado, corta la piel apenas la toca, sin magullar la carne.  Cuando el cuchillo está amellado, lo aplasta y lo deforma.
  • Cuando terminen de cortar todo, regresen a la salsa.  Removerla del fuego.  Pueden dejarla como está, con trocitos, o pueden licuarla.  Yo prefiero esta última opción (pero ojo: si la van a meter en la licuadora, no olviden empezar a licuar a una velocidad baja, para que la salsa no suba y se desborde).  Probar y rectificar la sazón.  Recuerden que ésta es la base de sabor del plato, así que no puede estar desabrida.
  • Precalentar el horno a 150º C / 300º F (es una temperatura bien bajita).
  • Esparcir una capa fina de salsa en la base del molde.  Para un plato más delicado, tipo como lo presentan en la película, esta capa tiene que ser muy fina (de hecho, calculo que la mitad de la cantidad de la salsa preparada es suficiente; el resto se puede congelar o usar para una pasta o pizza).  Si quieren algo más robusto, pueden poner más salsa.
  • Ahora, acomodar los vegetales, alternándolos como se ve abajo, formando una sola capa.  Salpicar con una buena pizca de sal gruesa y pimienta recién molida (no digo que abusen, pero recuerden que los vegetales no tienen nada, así que hay que sazonarlos bien).  Echar otra pizca de mejorana (o de la misma hierba que hayan usado en la salsa) y unas gotas de aceite de oliva extra virgen.
  • Cubrir con el papel encerado y presionar ligeramente, para que se compacten y la salsa impregne los espacios vacíos.
  • Hornear por 1 hora con papel encerado, en la mitad del horno.
  • Pasado este tiempo, remover con cuidado el papel y seguir horneando por otros 20 minutos.

 

  • Salpicar con algunas gotas de vinagre balsámico y servir con un buen pedazo de pan campesino.

POLLO AGRIDULCE ESTILO CANTONÉS

O debería decir: pollo agridulce estilo cantonés-caraqueño.  Todo el mundo sabe que chinos hay en todas partes, y que han adaptado su cocina a los ingredientes locales (para buen ejemplo, la chifa peruana).  Ya conté en una Gastrocrónica vieja que la primera que vez comimos chino-dublinés casi nos da un infarto.  La comida era babosa y gelatinosa, y no sabía a «chino», así que tenemos más de cuatro años de triste abstinencia, sólo interrumpida una vez al año cuando vamos a Caracas.  Abajo pueden ver una foto con un «auténtico» banquete criollo-cantonés: pancitos dulzones, arroz frito especial, lumpias, lo mein, chop suey de vegetales, y esa cosa fosforescente en la esquina inferior derecha, el pollo agridulce.

El lado positivo de no tener un Mee Nam o los chinos de los Palos Grandes cerca es que nos hemos tenido que poner creativos en la cocina.  Ya una vez hicimos lumpias y quedaron buenazas (receta pendiente).  Ahora le tocó el turno al pollo agridulce y debo decir, sin falsas modestias, que quedó más que bueno.  Por supuesto, no pude reproducir el color galáctico del original, pero el sabor es bastante parecido.

Esta receta está basada en dos de Internet (a y b), y una de Cocina china cantonesa, de Deh-Ta Hsiung (Serie Paso-a-Paso, Parragon / Asppan, 1998), con un toque de memoria y nostalgia.  Lo dicho arriba: éste es un plato cantonés-caraqueño, y que me perdonen los puristas…

INGREDIENTES
Para 4 personas
Pollo y marinada
3 pechugas de pollo gruesas, bien limpias y cortadas en trozos pequeños
2 cucharadas de salsa de ostras
Sal y pimienta al gusto
1 cucharada de maicena / fécula de maíz (cornstarch / cornflour)
Bastante aceite para freír
Salsa agridulce
1 zanahoria mediana, cortada en rodajitas finas
1/4 pimentón rojo mediano, cortado en cuadros medianos
1/4 cebolla mediana, cortada en cuadros medianos
1 lata pequeña de castañas de agua (water chestnuts), en rodajas
2 rodajas de piña / ananás, cortada en cuadritos (más o menos 1/2 taza, puede ser enlatada)
3/4 taza de jugo de naranja (o de piña, si la compran enlatada; o con jugo de manzana también sirve)
1/3 taza de vinagre de arroz (o de vinagre blanco)
3-4 cucharadas de azúcar morena
1 cucharada de pasta de tomate
1 cucharada de salsa de soya
2 cucharaditas de maicena, disueltas en 4 cucharadas de agua fría
Empanizado
3/4 taza de harina todo uso
3/4 cucharadita de polvo de hornear
3/4 cucharadita bicarbonato de sodio
2 cucharadas de maicena
2 cucharadas de aceite vegetal
1 taza de soda

 

  • Lo primero es limpiar el pollo y cortarlo en trocitos.  No demasiado pequeños, pero tampoco enormes, que sean fáciles de comer de un bocado.  Ponerlos en un recipiente y mezclar con la salsa de ostras, la maicena, sal y pimienta.  Dejar marinando al menos unos 15 minutos.
    • Si no tienen salsa de ostras, pueden usar salsa de soya (y eliminar la sal), pero no es lo mismo.  La salsa de ostras es espesa, y tiene un toque dulzón.
  • Mientras se marina el pollo, cortar los vegetales de la salsa en trozos finos.  Los vegetales apenas se cocinan, por eso no pueden estar muy gruesos.  La idea es que conserven la textura crujiente, pero que sí se suavicen un poquito.
    • Pueden usar piña / ananás fresc@ o enlatad@.  Yo, por supuesto, la prefiero fresca.  Si usan de lata, guarden el jugo para la salsa (en lugar de usar jugo de naranja).
    • Pueden obviar las castañas de agua, si no consiguen.  Aquí les pongo una foto para que vean cómo son (las venden enteras o ya lajeadas).  Más abajo, los vegetales (sin la piña):
  • En una olla pequeña, combinar el vinagre de arroz, el jugo (de naranja o de piña), el azúcar morena, la pasta de tomate y la salsa de soya.  Llevar a un hervor suave y agregar los vegetales.  Tapar y dejar cocer por unos 4 minutos.
    • Pueden sustituir el vinagre de arroz por vinagre blanco, pero supongo que se pierde un poco el sabor oriental.  El vinagre de arroz es el mismo que se usa para hacer el arroz pegajoso del sushi.
    • El azúcar morena le da un gusto distinto a los platos.  Un sabor más profundo que el simple dulce del azúcar blanca.  Aumenten o reduzcan la cantidad (3 ó 4 cucharadas) de acuerdo al gusto personal (si les gusta la salsa más agria que dulce, o viceversa).  Esto también va a depender de cuán dulce esté el jugo que usen.
    • En la cocina tradicional china no se usa pasta de tomate (ésa es una licencia occidental).  Hay quienes usan ketchup, pero yo tengo prejuicios casi religiosos en contra de su uso…
  • Destapar y agregar la mezcla de agua y maicena.  Revolver constantemente hasta que la salsa empiece a espesar.  Apagar el fuego y mantener la salsa caliente.
    • Es importante disolver la maicena en agua fría y NO agregarla directamente a la salsa (en éste o cualquier otro plato).  La razón es práctica: la maicena se aglutina a temperaturas altas y forma unos grumos desagradables.  Siempre hay que disolverla en agua fría antes.
  • Para preparar el empanizado, en un recipiente mediano mezclar bien la harina, polvo de hornear, bicarbonato y maicena.  Agregar gradualmente el aceite y finalmente la soda, mezclando bien.  El resultado tiene que ser una masa bastante líquida.
    • Este tipo de empanizado es parecido al que se usa en la comida japonesa para tempurizar.  Al principio no entendía mucho por qué había que usar soda en lugar de agua, pero hagan la prueba y se darán cuenta enseguida.  La masa es espumosa y ligera, muy distinta al empanizado tradicional como para milanesas o croquetas.
  • Sumergir los pedazos de pollo hasta que estén bien empapados.
  • Poner a calentar bastante aceite en un caldero o sartén profundo, yo diría que a fuego medio-alto (no al máximo).  Ir friendo el pollo por tandas, dándole vueltas para que se cocine por ambos lados hasta estar dorado.
    • El fuego no puede estar demasiado fuerte porque arrebata muy rápido el empanizado sin dar tiempo a que se cocine el pollo.
  • Poner sobre un plato con bastante papel absorbente.
  • Luego, al servir, echar un poco de salsa por encima y acompañar con un buen arroz «frito».
    • Lo que ven abajo es un arroz blanco preparado sin nada (ni sal).  Al terminar la cocción, después de dejar reposar un poco, separé bien los granos y lo salteé en el caldero con un chorrito de aceite de sésamo / ajonjolí, incluí cebollín / cebolleta picadit@ y una tortilla de huevo picada.  Para sazonar, un chorrito de salsa de soya y un chorrito de salsa de pescado.  Y si tienen a mano, unos cuadritos de jamón también quedan muy bien.
    • Una alternativa más sana es hacer las pechugas a la plancha (marinándolas igualmente con la salsa de ostras, pero sin empanizado), y ponerles la salsa al servir.  Abajo pueden ver que queda igual de rico, acompañado con noodles de té verde.

POLLO AL CURRY VERDE TAILANDÉS

Hugo y yo somos amantes empedernidos de la comida tailandesa.  En un ataque de antojo, preparé este curry, basado en The Complete Asian Cookbook (Murdoch Books, 2002) y en el sabor del que comemos en nuestro restorán favorito en Dublín.  Con arroz jazmín y unas verduras salteadas queda buenísimo.  Abajo les hablo un poco de los ingredientes y posibles sustitutos.

INGREDIENTES
 
4-6 personas
1 lata (400-500 ml) crema de coco (OJO: no batir la lata)
4 cucharadas de pasta de curry verde tailandés
2 cucharadas de azúcar de palma
2 cucharadas de salsa de pescado
4 hojas de lima kaffir, cortadas finas*
1 kg pechugas de pollo (unas 5 pechugas grandes), cortadas en tiras gruesas
100 g vainitas/tirabeques/ejotes, cortad@s si son muy larg@s
200 g brotes de bambú, lajeados
1/2 taza de albahaca tailandesa fresca
  • La crema de coco que se usa para la comida tailandesa e india no tiene azúcar añadida (a diferencia de la crema para postres, como la que se usa en el helado de coco).  Fíjense bien en la lata al comprarla, no se vayan a llevar un fiasco.  En el libro dicen que las buenas marcas forman una capa de crema espesa que se separa del agua (menos grasosa).  No batan la lata de manera que puedan pescar esta crema para «activar» el curry.   Abajo les pongo unas fotos de la crema que usé.  No confundir la crema con el agua de coco (que es blanquecina y no tiene pulpa).
  • En un caldero o wok a fuego medio-alto, echar la crema espesa (será una media taza, más o menos) y llevar a un hervor e incluir la paste de curry verde.  Mezclar bien, reducir el fuego y mantener un hervor suave por unos 15 minutos, o hasta que esté oloroso y se separe el aceite de la crema.
    • Sobre la pasta de curry verde: hace un tiempo, también tenía antojo de curry tailandés, pero no tenía a mano ningún frasco comprado (que se puede conseguir en la sección «étnica» de cualquier mercado grande), así que lo hice yo misma.  Muy aguda yo, no anoté las cantidades que usé, pero básicamente es una mezcla (en licuadora) de:
  • Ajíes / chiles verdes, sin semillas y desvenados
  • Galanga rallada o, si no encuentran, jengibre rallado
  • Limoncillo / lemongrass, picadito
  • Cebollín o escalonias / chalotes
  • Ajo, machacado
  • Cilantro fresco
  • Pasta de camarones (pero si no consiguen, se puede sustituir por salsa de pescado o pasta de anchoas)
  • Semillas tostadas de cilantro y comino
  • Pimienta blanca recién molida
  • Hojas de lima kaffir o, en su defecto, jugo y ralladura de limón
  • Sal marina
  • Una vez que vean que el aceite se separa de la crema, agregar el azúcar de palma, la salsa de pescado y las hojas de lima kaffir.  Revolver bien.
    • El azúcar de palma viene en panela casi siempre.  Se puede rallar con un rallo normal.  Tiene un sabor más sutil que el azúcar normal, pero si no consiguen, sustitúyanla por azúcar morena.
    • La salsa de pescado es un ingrediente que vale la pena tener en la nevera.  No sólo se usa para salar los platos del Sureste Asiático sino que les da un gusto particular.  En Cook’s Thesaurus ofrecen varias posibles sustituciones.  Creo que la más fácil de hacer es disolver unas anchoas (de esas que venden en frasco o enlatadas) en un poco de salsa de soya clara, a fuego lento.
    • Las hojas de lima kaffir también son un ingrediente básico en la cocina tailandesa, pero no es el fin del mundo si no tienen.  Se puede sustituir con ralladura de limón (verde).  En la receta original piden hojas cortadas en tiras finas.  Yo preferí ponerlas enteras y luego pescarlas antes de servir.
  • Incluir el resto de la crema de coco, los trozos de pollo, los brotes de bambú, las vainitas, y subir un poco el fuego (a medio).  Llevar a un hervor suave, tapar y dejar cocer por 15-20 minutos, hasta que el pollo esté completamente cocido.
    • Aquí les pongo una foto de los brotes de bambú, para que vean cómo son.  Ya lo he dicho en otros posts, pero lo repito: la cocina tailandesa se caracteriza por combinar sabores, colores y texturas.  Fíjense que este plato, aparentemente tan simple, mezcla el dulce del coco con el picante del curry y lo salado de la salsa de pescado; la suavidad del pollo con el elemento crujiente de los brotes de bambú; y el color amarillento de la salsa con el verde de las vainitas y hojas de lima kaffir y albahaca.
  • Una vez que el pollo esté cocido, remover del fuego.  No se asusten si parece una sopa.  La idea es precisamente que quede bastante salsa.  Aquí pueden ver una foto del curry sin la albahaca:
  • Añadir la albahaca justo antes de servir.
    • La albahaca tailandesa tiene un sabor intermedio entre la albahaca occidental y la menta.  Se puede sustituir por albahaca normal (y, si quieren, un toque moderado de menta picadita).
  • Servir con arroz blanco tailandés (jazmín) y acompañar con verduras salteadas.  Y de postre, helado de mango o helado de coco.
    • El arroz que sirven en los restoranes tailandeses es el jazmín.  Un arroz muy aromático de grano largo (no tan largo como el basmati), que es naturalmente pegajoso.  Pueden prepararlo como un arroz blanco normal, pero no esperen un grano al dente y suelto.
  • Posibles variaciones: siguiendo la receta de arriba, se puede incluir cualquier variedad de verduras (brócoli / brécol, vainitas planas, zanahoria, calabacín / zapallitos, mazorquitas / maíz bebé, etc.)

 

FLAUTAS DE CAZÓN

Ayer preparé uno de mis mejores platos, modestia aparte.  Pero antes de dar la receta, es necesario un poco de contexto.  Para empezar, la receta está basada en un libro que compramos en nuestro viaje a Venezuela de hace dos años: Tocar fuego, 45 recetas de puño y letra, editado por Francisco Abenante, Rafael Guillén y Ricardo Limongi (GAL Editores, 2006).  Es un libro bello, bien editado y con fotos preciosas, que recoge recetas de los mejores chefs venezolanos (o extranjeros venezolanizados).  Pero es poco práctico para el cocinero casero; algunas recetas son ambiciosas, algunas un poco pretensiosas, en mi opinión.  Muchas terrinas, espumas y cremas.  A mí, como es obvio por el tipo de recetas que monto en este blog, me gusta la cocina más sustanciosa, más mediterránea.  En fin, que habían pasado dos años y no había tocado el libro más que para hojearlo y suspirar.  Hasta esta semana, en que me propuse hacer al menos una receta de cada libro que no he abierto en siglos.  Así di con ésta de la chef Mercedes Oropeza.  Según la breve bio que dan en el libro, su trademark es el uso de elementos criollos en platos de alta cocina.  Si todos sus platos son como éste, la mujer es una genia…  La combinación de los sabores venezolanos con una presentación elegante (y afrancesada), ingredientes sencillos pero «acogedores» (si es que ese adjetivo se puede usar en la cocina), todo hace que éste sea un plato perfecto.  Si tienen curiosidad y quieren seguirle la pista a esta chef, aquí está su blog: La vainita orgánica.

Ahora, dado el crédito a quien lo merece, paso a contarles mi odisea por las pescaderías irlandesas a la caza del cazón, y el origen de las modificaciones que me vi obligada a hacer.  Hace poco más de un mes abrieron una pescadería nueva a pocas cuadras de casa.  Entusiasmada, fui a preguntar si, por casualidades cósmicas, alguna vez llevaban cazón (school shark o snapper shark, en inglés; Galeorhinus galeus).  El muchacho que me atendió era el aprendiz.  La mirada en blanco con la boca semiabierta lo dijo todo.  Se dio la vuelta y se metió por una puerta.  Murmullos.  A los pocos segundos salió el dueño.  ¿Qué es lo que está buscando usted?  Cazón, un tiburoncito pequeño, muy usado en la comida española y latina.  Como si lo hubiera insultado, el pescadero me dijo: «Es la primera vez que alguien me pide tiburón».  Debo confesar que me sentí mal.  Por un momento imaginé mi nombre en la lista de «Los más buscados» de Greenpeace como enemiga #1 de la pesca sustentable.  No, no es un tiburón de los grandes, de esos que devoran los chinos y japoneses.  Es un escualo pequeñ…  «No, no lo tengo ni nunca lo he traído, pero ¿pare qué lo quiere?»  Esfuerzo sobrehumano para explicar en inglés cómo es un guiso de cazón venezolano.  «Ah, pero para eso puedes usar monkfish (rape), que es bien carnoso y mantiene la forma».  No, precisamente lo quiero desmenuzado.  «Ah, entonces puedes usar…»  Y el tipo se paseó por TODOS los pescados que tenía en exhibición, desde salmón hasta arenque ahumado.  Cabizbaja, terminé comprando un pedazo de bacalao fresco…

Hay que decir que el guiso quedó bueno, incluso con esta sustitución blasfema y poco ortodoxa, pero aún tengo esperanzas.  Ayer, conversando con mi pescadero de confiaza (el que va todos los sábados al Farmers’ Market), le contamos de nuestras gastroperipecias y nos dijo que, aunque no era ilegal, tampoco era bien visto en Irlanda pescar tiburón, pero que tenía en mente el pescado perfecto para nuestras ambiciones: el llamado rock salmon o spiny dogfish (en español: mielga, galludo o tollo de cacho; Squalus acanthias).  También está en la lista roja de Greenpeace así que, si llegamos a conseguirlo, lo comeremos con regusto y moderación.  Mientras tanto, bienvenido sea el bacalao…

Y después de tanta habladera, aquí les va la receta, con algunas modificaciones personales.

INGREDIENTES
 
Para 4 personas
 
Para el guiso
400 g de cazón o sustituto (school shark o snapper shark), cocido y desmenuzado
1/2 taza de aceite (de girasol o maíz)
2 cucharadas de semillas de onoto / achiote
1 taza de cebolla rallada (aprox. 1 cebolla grande)
3 dientes de ajo machacados
1½ tazas de tomate rallado (unos 3 tomates medianos, más o menos)
1/4 de taza pimentón / morrón rojo (esto es más o menos 1/4 de pimentón grande)
2 cucharadas de ají dulce, picadito
2 cucharaditas de salsa Tabasco
Sal y pimienta, al gusto
 
Para la salsa
250 g de ají dulce, sin semillas
          (ó 1 pimentón / morrón rojo y 1 amarillo, medianos + jugo de 1/2 limón verde )
250 ml de crema de leche
Sal y pimienta, al gusto
Para las flautas
1/4 taza de mantequilla derretida
1 paquete (250 g) de pasta filo (a temperatura ambiente)
  • Para sancochar el pescado, basta limpiarlo bien (quitarle la piel y espinas), cortarlo en trozos grandes y ponerlo en una olla mediana con agua hirviendo, un toque de sal y una hoja de laurel.  Dejar cocinar a fuego medio-alto por unos minutos, hasta que el pescado esté bien cocido.  Idealmente, dejar enfriar en el caldo, sacar con una espumadera (o cuchara con huequitos), escurrir bien y desmenuzar (en este punto debería ser fácil hacerlo, usando un tenedor).
    • El caldo que sobra se puede guardar y utilizar una sopita de pescado asiática.
    • Siempre es buena idea meterle la mano al pescado desmenuzado y chequear que no se haya coleado alguna espina.
  • Lo siguiente es preparar el aceite con onoto: poner la media taza de aceite en una cacerolita, junto con las dos cucharadas de semillas de onoto / achiote, calentar a fuego moderado (sin dejar que el aceite burbujee) hasta que se pinte de color rojo.  Colar y desechar las semillas. Recuerden NO usar aceite de oliva, porque su sabor fuerte opaca al del onoto.
  • Con respecto al sofrito base, en la receta original se rallan los tomates, cebollas y pimentón.  Yo comencé a hacerlo y me di cuenta de que la textura era exactamente la misma que metiendo todo en el procesador (licuadora, osterizer).  Lo hice por separado, para dejarle cierta textura a cada uno de los ingredientes (y porque los tiempos de cocción son distintos). Lo único que sí machaqué aparte (no en el procesador) fueron los ajos, de manera que no quedaran trocitos grandes.
    • Sobre el ají dulce, pueden echarle un vistazo a este link, que explica bien qué son y a qué saben.  Para esta parte de la receta, utilicé ajíes dulces secos, picaditos.  Si no tienen, omitan este paso.
  • En un caldero o sartén profundo, poner a calentar el aceite onotado (menos dos cucharadas, que se utilizarán más adelante en la salsa).  Saltear la cebolla y el ajo por unos 4-5 minutos a fuego medio-alto hasta marchitar.  Como la mezcla está muy líquida, es difícil saber el punto, pero creo que la idea es secar un poco y que quede pastosa.
  • Agregar luego los tomates, pimentón y ajíes.  Saltear por unos 5-7 minutos más, hasta secar un poco más.
  • Incluir ahora el pescado desmenuzado, el Tabasco, sal y pimienta.  Subir el fuego y cocer por unos minutos más, revolviendo constantemente, hasta que el pescado esté bien impregnado del guiso y quede seco.  Dejar enfriar por completo.
  • Para hacer la salsa se presenta otro gran problema geográfico.  El ají dulce tiene un sabor muy particular: es dulzón y afrutado, pero tiene un regusto ácido también.  La mejor alternativa que he conseguido es hacer una mezcla de pimentón / morrón con un toque de limón.  Si no consiguen el ají dulce, sustitúyanlo entonces por un pimentón rojo y uno amarillo, sin semillas y cortados en cuadritos.
    • La razón de esta combinación es que el pimentón amarillo suele ser un poco más neutro (por no decir más desabrido) que el rojo.  Esto ayuda a aplacar un poco el gusto dulce del rojo.  Y el toque de limón sustituye el ácido natural del ají dulce.
  • En una olla mediana, poner a calentar lo que quedó de aceite con onoto a fuego medio-alto.  Echar los pimentones y saltear por unos 4 minutos, hasta que se suavicen.  Echar el jugo de limón y saltear por 2 minutos más.
  • Agregar la crema de leche, subir el fuego y seguir cocinando por unos 4-5 minutos más, hasta que comience a espesar.
  • Pasar todo a una licuadora y procesar bien (con cuidado, empezando por una velocidad baja porque, al estar caliente, el líquido sube bastante).  Colar y devolver a la olla.  Salpimentar y probar.  Si creen que necesita un toque más de ácido, se le puede poner unas gotas más de limón.
    • Es una maña culinaria, pero a mí me gusta más usar pimienta blanca para las salsas.  Me parece que les da un toque picante más delicado.
  • Regresar la olla al fuego y cocinar a temperatura media por unos minutos más, hasta llegar a una consistencia un poco más espesa (pero no demasiado; la salsa debe ser líquida, no un engrudo).  Mantener tibia.
  • Precalentar el horno a 200º C / 390º F y enmantequillar una bandeja para hornear.
  • Para armar las flautas, es importante que la pasta filo esté a temperatura ambiente (o ligeramente fría, pero no congelada).  La pasta filo es la misma que se usa en los dulces árabes como el baklavaNo es igual al hojaldre.  La diferencia entre una y otra es que el hojaldre se prepara incorporando mantequilla sólida a medida que se amasa la harina, mientras que la pasta filo lleva muy poca grasa, por eso saben tan distinto y no se puede sustituir una por otra, a pesar de que se ven parecidas. 
    • Un truco no sólo para este plato, sino para todos los que usen filo, es mantener las hojas tapadas con un trapo húmedo.  Las hojas se secan increíblemente rápido y, al hacerlo, se fracturan.
    • En total se van a necesitar 12 hojas de 20×20 cm (8×8″).  La que compro aquí en Irlanda trae 6 hojas de 20×40 cm, así que las corto por la mitad usando una tijera (mucho más fácil que con un cuchillo).
  • Se extiende la primera hoja sobre el mesón (no hace falta enharinarlo, pero sí es importante que esté perfectamente seco).  Usando una brocha de cocina, se pinta con una capita de mantequilla derretida (tratando de no enchumbar la hoja), se coloca la siguiente hoja, se vuelve a pintar con mantequilla y se pone la última hoja.
    • En la receta original, se esparce un poco de pan rallado entre hoja y hoja, pero -en mi opinión- esto no enriquece la textura final de la flauta.
  • Se pone en el centro de la hoja unas 3-4 cucharadas del guiso de cazón (que tiene que estar frío, porque de lo contrario va a romper la masa), dejando unos buenos bordes como se muestra en la foto de abajo.  La diferencia de posición del guiso que ven en la foto es simplemente la cocinera experimentando para ver cómo se enrollaba mejor la pasta.  No hubo diferencia sustancial…
    • Otro truco: si una (o varias) de las hojas se rompen, úsenla en la segunda o tercera capa sin problema.  Sólo asegúrense de que la capa de abajo esté entera, porque ésa es la capa exterior.
  • Luego, doblar los extremos más cortos de la masa, para formar bolsillos que contengan el guiso.  No hace falta apretar exageradamente, pero sí es buena idea que no queden espacios vacíos alrededor del guiso.
  • Ahora, doblar una de las hojas más largas sobre el guiso y pasarle ligeramente la brocha con mantequilla derretida al extremo, para que sirva como «pegamento» (como se puede ver abajo).  Con la dos manos, y con cuidado, levantar ligeramente el «tubito» que contiene el guiso y enrollarlo sobre la pasta enmantequillada, tratando de que no quede flojo.
  • Al final, los rollitos o flautas se deberían ver como lumpias chinas.  El guiso debe quedar bien contenido dentro de la masa.
  • Colocarlas sobre la bandeja y pasarles la brocha con mantequilla derretida por arriba y por abajo.
    • Recuerden que la pasta filo se seca y se fractura, así que no se demoren demasiado en barnizarlas.
  • Hornear por unos 7 minutos, sacar del horno y voltear con mucho cuidado, usando una espátula.  Regresar al horno y hornear por otros 5-7 minutos, hasta que se doren bien.
    • En la receta original sólo se cocinan por 7 minutos, de un solo lado.  La primera vez seguí las instrucciones, pero 7 minutos fueron pocos para tostar la pasta filo, y luego encontré que la parte de abajo quedaba un poco aguada y cruda (demasiado sabor a masa), así que en el segundo intento, les di la vuelta y dupliqué el tiempo de cocción.  No es fácil voltear las flautas, pero el resultado es un plato más ligero y crujiente.  Hagan la prueba
  • Sacar del horno y dejar asentar por unos minutos antes de servir.  Con un cuchillo de sierras (tipo de pan), cortar cada flauta diagonalmente en dos.
  • Mercedes Oropeza recomienda servir esparciendo primero una buena cantidad de salsa tibia sobre el plato y colocando los dos pedazos de flauta sobre la salsa.  Con arroz blanco queda muy bien.
  • Desde otro ángulo…

 

  • En la receta original se usan 500 g de pescado, pero nos sobró mucho guiso, cosa que no nos preocupó en absoluto, como pueden ver en la foto de abajo: unas arepitas rellenas con queso amarillo (edam) y cazón.  Casi (¡casi!) sabían como las del Mercado de Conejeros en Margarita…

POLLO CON SALSA DE MOSTAZA Y PIMIENTA

Ésta es una de esas salsas que hacen que una simple pechuga se convierta en un plato de restorán.  Aparte, es rapidísima de hacer.  La receta original de Cook’s companion de Carole Clements (Hermes House, 2001), pide chuletas o filetes de cerdo, pero creo que con pollo queda aún mejor.  Aquí les va mi versión, con las cantidades un poco modificadas.  Tengan cuidado con la cantidad de sal.  Los granos de pimienta que se necesitan no son secos, sino frescos o de los que vienen en salmuera, así que asegúrense de escurrirlos bien y de probar la salsa antes de echarle sal para que no se les pase la mano.
INGREDIENTES
 
Para 4 personas
2 cucharadas 30 g  mantequilla
1 cucharada aceite de oliva
4 pechugas de pollo gruesas, limpias (ó 4 chuletas o filetes de cerdo)
2 cucharadas de vinagre de vino tinto
2 cucharadas de mostaza de grano entero
3-4 cucharadas de crema de leche
1-2 cucharadas de granos de pimienta verde frescos o en salmuera (bien escurridos)  (dependiendo de cuán fuerte quieran la salsa)
Pizca de sal
  • Poner la mantequilla y el aceite en una sartén grande a fuego medio-alto.  Freír por 6-8 minutos por cada lado o hasta que las pechugas estén completamente cocidas (los jugos no deberían estar rosados, ni la carne tampoco).  Pasar a un plato y mantener caliente.
  • Bajar el fuego a medio-bajo y agregar el vinagre y la mostaza.  Revolver bien con una cuchara de madera, tratando de raspar todo lo que haya quedado en el fondo de la sartén.  Cocinar por 1 minuto sin dejar de revolver.
    • Tengan cuidado, porque la sartén va a estar muy caliente, y al echarle los líquidos van a saltar un poco.
  • Añadir la crema de leche, los granos de pimienta y una pizca de sal, hervir por 1-2 minutos, hasta que todo esté bien combinado y la salsa espese.
  • Echar sobre las pechugas y servir inmediatamente.  Buenísimo con arroz o con puré de papas.