300 ml (1¼ tazas) de crema de leche bien fría
ó 150 ml de crema de leche + 150 ml de yogur griego
- En una olla mediana, combinar bien las moras con el azúcar y el agua. Llevar a un hervor suave y cocinar por 5-6 minutos (o unos 10 minutos si son congeladas).
- Poner un colador sobre un recipiente hondo y echar las moras. Con una cuchara de palo, apretar hasta sacar todo el líquido, y que queden las semillas en el colador.
- Otra alternativa es poner la mezcla en una licuadora y darle varios toques. Colar. El problema con esta opción es que si la licuadora es muy potente, va a triturar las semillas y aun colando la mezcla, se pueden pasar algunos pedacitos. Además, las semillas tienen un gusto un poco amargo.
- Meter en la nevera y dejar enfriar por completo.
- Una vez que estén frías las moras, mezclar bien con el yogur griego (si van a hacer la alternativa más sana).
- En un recipiente aparte, batir la crema de leche usando una batidora eléctrica hasta que forme picos suaves. No sobrebatir, porque se convierte en mantequilla (no es una exageración: la crema de leche sobrebatida se separa, formando suero y mantequilla).
- Incorporar la crema de leche a la mezcla de moras y yogur. Yo prefiero mezclar esto con una espátula, haciendo movimiento envolventes, en lugar de usar la batidora eléctrica, de manera que la crema de leche no pierda el volumen, pero si notan que quedan muchos grumos que no se disuelven, usen la batidora a velocidad mínima.
- Para terminar:
- Si tienen máquina de helados, verter todo en el recipiente y seguir las instrucciones de la máquina. Unos 50-55 minutos suelen ser suficientes en la mía, que es Cuisinart. Para un helado un poco más firme, meter unos 20-30 minutos extras en el congelador.
- Si usan el método tradicional, poner la mezcla en el recipiente donde la vayan a congelar y meter al freezer / congelador. Pasada una hora, sacar y revolver vigorosamente para deshacer los cristales de hielo que se hayan formado. Repetir esto varias veces más (yo diría que cada hora, por unas 4 horas), para que el helado quede cremoso. Si no lo revuelven, queda un helado firme.


























